Al profesor Miguel Ángel en sus 80 diciembres
La otra versión
Por René
Sánchez García
Difícil
tarea la de hablar sobre la trayectoria de vida de un coatepecano ejemplar, tal
y como lo ha sido siempre el profesor Miguel Ángel Rodríguez Peralta. Su
persona no sólo reúne las cualidades de haber sido en su momento un buen hijo,
un excelente hermano y un padre ejemplar, Más allá de todo esto, ha demostrado
diariamente y con hechos: en su vida profesional como maestro, como servidor
público en diferentes dependencias gubernamentales, pero especialmente como
amigo y compañero, estar siempre de lado de la gente, enseñando y transmitiendo
saberes y conocimientos, así como cultivando pensamientos y valores que le han
permito trascender y ser bien recordado.
Un día como hoy, pero de
diciembre del año 1937, vino al mundo el profesor Miguel Ángel. En esa fecha
Coatepec no era mágico, más bien una localidad colonial llena de tradiciones,
bastante pequeña y llena de gente trabajadora que, con sus manos hacia
maravillas en el campo, a fin de dotar a los paladares de propios y extraños,
los deliciosos sabores del café, la naranja, el plátano, la caña de azúcar, los
inolvidables jinicuiles de los meses de julio a agosto; sin faltar esas
maravillosas orquídeas y flores para recrear la vista, que nos dieron orgullo y
mucha fama por años.
Fue en las viejas y
empedradas calles de Francisco Hernández y Hernández, Juan Soto y Miguel
Rebolledo, llenas entonces de hermosas casas con techos de madera y tejas de
barro, donde trascurrieron los primeros días de su inolvidable infancia, junto
a su querida madre Ana María. Aquí, el más afortunado de los niños jugaba con
su bicicleta, pero la gran mayoría, como fue el caso de Miguel Ángel, lo hacían
con las canicas, el trompo, el balero, el yoyo, la resortera y si de deportes
se trataba: el béisbol.
Como a todo niño, también a
Miguel Ángel le llegó la hora de ir a la escuela. Con camisa y pantaloncito
blanco fue al jardín de niños “Carlos A. Carrillo”, después con uniforme de
diario a la escuela primaria cantonal “Benito Juárez García”, y finalmente pasó
a la secundaria nocturna para trabajadores “Maestro Joaquín Ramírez Cabañas”,
todas aquí en su bello y querido pueblo natal.
Más tarde se vio en la
necesidad de viajar diariamente en los autobuses “Excélsior” a la ciudad de
Xalapa para cursar sus estudios como Profesor de Educación Primaria en la hoy
Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rebsamen”, de donde egresó en
el año de 1956 con la tesis “El problema de la alfabetización en México”. De
inmediato partió a la ciudad de Cosamaloapan a vivir su inolvidable primera
experiencia como docente frente a grupo.
¿Qué motivó al profesor
Miguel Ángel dedicarse por muchos años al magisterio, a ser profesor en
escuelas primarias, secundarias, bachilleratos, e incluso en su amada Escuela
Normal Veracruzana?: él nos confiesa en su libro “En voz alta…la otra historia”, publicada en el año de 2004 y dice:
“Tenía entre 11 y 13 años de edad y ciertamente motivado al trabajo en varios
oficios, algunos bastante fuertes o rudos, como fue el de “aprendiz de albañil”
que desempeñé varios años, pero a la vez recordando a mis maestros de primaria,
no dejaba de aspirar a ser algún día como: Enrique Castellanos Bello, Mariano
Gutiérrez Ortiz, o como ese gran señor que fue Adolfo L. Sosa”.
Pero un día, nos comenta más
adelante el profesor Miguel Ángel, que visitando el ejido San Alfonso, muy
cercano a la congregación de El Grande, observó una escuela, vio que no había
maestro en un salón, sino sólo niños. ¿Y qué creen qué pasó estimados amigos y
amigas aquí reunidos?, dice él en su libro: “Por curiosidad, me introduje al
salón de clases, no sin antes despertar en los niños: asombro, duda, impacto,
etc. Como todos los niños, pasando un instante, continuaron con sus risas y
juegos. Al ver la espontaneidad en los chicos, me atreví a conversar de todo un
poco con ellos, iniciándose así una terapia de conocimiento”.
Así de audaz y tenaz ha sido
siempre el maestro Miguel Ángel Rodríguez Peralta, tan atrevido que concursó y
obtuvo una plaza de docente en la Escuela Normal Veracruzana, que estudió
Pedagogía en la Universidad Veracruzana, que dirigió la Escuela de Bachilleres
“Mtro. Joaquín Ramírez Cabañas”, que colaboró en la fundación de la Escuela
Secundaria Vespertina “Coatepec”, que se desempeñó como Inspector Escolar de la
zona XV, que fue designado primer delegado estatal de CONAFE, que fue Síndico y
Presidente Municipal de Coatepec, entre otras tantas cosas más, donde se
desempeñó siempre con profesionalismo, honradez y calidad humana, pero
sobretodo con mucha responsabilidad.
Nos podríamos pasar varias
horas hablando de sus experiencias como estudiante, como profesor, como
funcionario, de sus anhelos de vida, de sus sueños inalcanzables y logrados, de
sus fracasos, de sus victorias, de su forma personal de ver la vida, de sus
ganas de vivir. Pero hoy esta reunión es para estar todos llenos de contento y
poderlo felicitar y apapachar sinceramente, porque Dios y la vida le han
permitido llegar a sus 80 abriles, mejor dicho, a sus 80 diciembres. Que bien
que lo acompañan en esta ocasión sus hijos: Ana Isabel, Miguel Ángel, Jorge
Augusto, Juan Carlos y Gustavo Adolfo. Excelente detalle que estén aquí sus
compañeros docentes, sus cuates y sus amigos de toda la vida. Sabemos bien que
no están todos quienes debieron asistir, pero desde las alturas celestiales,
ellos y ellas están presentes también.
De verdad profesor Miguel Ángel,
felicidades por llegar a sus primeros 80 años de edad, le deseo viva muchos
más, siempre llenos de mucha salud y de mucho amor. A todos ustedes que nos
acompañan con su presencia, sólo les digo: ¡Mil gracias!
Coatepec, Ver., 1º. de diciembre de 2017.
(*) Palabras para ser leídas
en una reunión programada al festejado.