ALIMENTARSE BIEN PARA APRENDER MEJOR
ALIMENTARSE BIEN PARA APRENDER MEJOR
Por
Irasel Negrete Ronzón
“Para asegurar la buena salud come a la ligera, respira hondo,
vive moderadamente, cultiva la alegría y mantén un
interés en la vida”.
William Londen
La alimentación
constituye uno de los
pilares
de la salud,
por lo que
enfocarnos en tener una nutrición adecuada que proporcione
un equilibrio energético para
que nuestro organismo
pueda lograr dar el
100% de su
rendimiento y funcionar de manera
óptima debe ser
uno de nuestros
objetivos diarios, para
ello es necesario que
durante el día
estén presentes alimentos de
todas la categorías en
las porciones justas acordes
la edad, peso, tipo
de actividad, sexo, estatura,
etc., y
aunque esto nos lo debe
sugerir un experto
en la materia, es
decir un Nutriólogo,
en este artículo, vamos a
analizar cómo la
alimentación incide en
el aprendizaje de
nuestros estudiantes.
En muchas ocasiones
en el aula,
al iniciar el
día he visto
a los estudiantes bostezando, inquietos, con
dificultad para comprender
algunos temas y
concentrarse y al
platicar con ellos han
coincidido en que
no desayunan, algunos
sólo toman una
taza de café
y de ahí un
mínimo porcentaje vuelven a probar
bocado en el
receso pero otros
se siguen de largo hasta la
hora de la comida,
investigando las causas
de esto, me dicen que
a veces salen
apurados de su casa y
no les da
tiempo de comer
nada, o que sus
papás salen desde
temprano a trabajar
y no les
dejan alimentos para
desayunar, pero también sucede
que no les
da hambre y/o que no
les parece importante
el desayuno, lo más
grave que descubrí es
que algunos ni
agua toman al
iniciar su día y debemos recordar
que las neuronas necesitan
hidratarse (además de poseer otros
nutrientes) para que los procesos mentales se desarrollen de manera apropiada
y eficiente, más adelante
ahondaré en este
tema de la hidratación y
su importancia en
nuestro aprendizaje.
De acuerdo con
la Subsecretaría de Prevención
y Promoción de la Salud, en
su informe 2017
menciona que en México 2 de cada
10 niños no desayuna, mientras que los adolescentes realizan su primera comida
hasta aproximadamente las diez de la mañana a pesar de que lo recomendado es
realizar el desayuno una hora después de despertar, lo
que origina que aparte
de que tengan mayor
riesgo de obesidad, su rendimiento físico
e intelectual sea menor,
ante esta situación ¿qué podemos
hacer los docentes para
corregir estas costumbres
que no favorecen
el desarrollo óptimo
de nuestros estudiantes? Lo primero
es ser modelos de
los buenos hábitos, para
empezar debemos desayunar
en casa, a la hora del receso seleccionar alimentos sanos como frutas, verduras y carbohidratos complejos (frijoles, granos enteros, guisantes) moderando el uso de sal y azúcar además de estar siempre acompañados de una botella de agua y beberla cada vez que lo necesitemos, si hacemos eso, seguramente estaremos dando un gran ejemplo a los estudiantes ya que ellos nos observan y de manera consciente o inconsciente nos imitan.
En segundo lugar, durante nuestras
clases podemos ir
dando tips a nuestros
estudiantes acerca de
lo que pueden
comer como son
almendras, avena, arándanos,
huevo, leche, nuez, aguacate, plátano,
zanahoria, naranja, entre otros,
debido a que aportan vitaminas, fósforo, magnesio, potasio
y zinc que ayudan
a la concentración y a la memoria, asimismo sugerirles
evitar consumir durante las mañanas
bebidas energizantes o con
cafeína porque aumentan la
frecuencia cardiaca y
la presión arterial.
Además del
trabajo que realicemos diariamente con
los alumnos para
sensibilizarlos respecto a
sus hábitos alimentarios, debemos incluir
a los padres de
familia y tutores,
invitándolos a participar en
charlas o campañas focalizadas que
se organicen en la
escuela a partir de esta
temática puesto que
con ellos pasan la
mayor parte del
día y un
trabajo en conjunto
enfocado en un
mismo objetivo nos
llevará a la consecución del éxito, en
estas pláticas sugiero hacer
hincapié en los
siguientes puntos: no
sólo se trata
de qué comemos
sino también de hacerlo
de manera ordenada, es
decir, crear rutinas
de alimentación, establecer horarios
y lo ideal sería
que las familias realizaran
juntas sus comidas
lo cual además
de tener efectos favorables
en la nutrición incidiría en
la parte emocional
ya que comer
causa placer y
hacerlo con las personas
que queremos produce bienestar y
felicidad, otro factor determinante
en el rendimiento académico
y que tiene
que ver con el
tema de los
hábitos alimentarios es
ajustar las horas
de sueño, dormir
lo suficiente y
a una hora
temprana es esencial
para que cada
día se inicie
con la energía recargada
y se puedan
construir horarios que más tarde conformen
una disciplina personal.
Para concluir, si tenemos una buena alimentación e hidratación aunada a un satisfactorio descanso, se mejorará notablemente el desempeño académico, así que analicemos nuestra rutina diaria para mejorarla y cuidemos nuestro organismo para procurar nuestra salud..