Pedro Peñaloza

ANAYA: UN CANDIDATO SIMULADOR

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Pedro Peñaloza

  1. La ruta de un pragmático.Ricardo Anaya creció en el escalafón panista mediante alianzas puntuales y básicas. Uso a todos. Poco a poco se alió con las distintas vertientes blanquiazules. Fue el típico burócrata que utilizó apoyos diversos para la cínica y desechable práctica del “úsese y tírese”. De la oscuridad de un provinciano pretencioso pasó a ser el inflado presidente de la cámara de diputados. Ahí fue su salto significativo. Una prensa ignórate y ociosa lo inventó como “gran parlamentario”. En realidad, se aprovechó de sus colegas, diputados elementales y burdos, para él aparecer como destacado tribuno. Hasta conductor “tolerante e incluyente” le inventaron los analfabetos cronistas parlamentarios que cubren la fuente de la Cámara de Diputados. Desde San Lázaro construyó su plataforma de lanzamiento. Aprovechó la polarización con los furibundos calderonistas para emerger como el vocero de una amplia corriente lastimada por el anterior presidente de la república. A partir de la bandera reformista de las estructuras panistas, Anaya capturó el descontento y lo disfrazó de “aires nuevos”. En realidad, estaba armando su pretensión de ser el candidato del PAN para Los Pinos. Ambición que ocultó hasta que maduraron sus alianzas.
  2. El exterminador de opositores.Anaya ajustó cuentas internas poco a poco. Arrinconó a Margarita Zavala y sabía que derrotarla implicaba aniquilar a Calderón y a sus epígonos. Y lo logró. Obligó a Zavala a renunciar a su militancia y redujo a su mínima expresión a los calderonistas, quienes se aliaron al PRI en el senado. Hoy todo indica que se irán a los brazos de Meade, como ya lo adelantó el impresentable Javier Lozano. La incógnita será si Margarita Zavala terminará apoyando al candidato priista.

Una vez fuera su principal competidora, Anaya se quitó la máscara y admitió sus aspiraciones presidenciales, para eso, jugó en la pista de las alianzas con el PRD y Movimiento Ciudadano y desde ahí, asfixió a los suspirantes presidenciales panistas, a quienes aniquiló con la vorágine del aparato burocrático y con las concesiones inmediatistas. El caso de Puebla fue emblemático, el infumable, Moreno Valle, se bajó de la competencia a cambio de que su esposa fuera postulada como candidata a gobernadora. Todo sea por limpiar el camino y dejar como candidato único al joven Anaya.

  1. Anaya sin memoria.El virtual candidato presidencial del frente opositor se presenta, ahora, como un furibundo opositor al régimen priista, aunque su trayectoria lo delate. Hace abstracción de que su partido fue defensor de las llamadas reformas estructurales del gobierno de Peña Nieto, y él, personalmente, animador de la política económica de la actual administración e impulsor del “Pacto Por México”. Así, que, su radicalismo es equivalente a una moneda de tres pesos. Anaya, repite el añejo ejercicio de apostar a la desmemoria, de suponer que no hay historia de los actos documentados y registrados. El joven imberbe no representa, pese a su verborrea y dinamismo, ningún cambio estructural. Es simplemente un defensor políglota del capitalismo con frases efectistas. Junto con una izquierda deslavada y simplemente cirujana del presupuesto. De esta manera, el perfil del Frente es una falsa opción, que no contribuye a la organización autónoma de los trabajadores del campo y la ciudad.

pedropenaloza@yahoo.com      @pedro_penaloz

 

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