Pedro Peñaloza

Un país sin rumbo

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Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría es tiempo de hacer una pausa y reflexionar.

Mark Twain

1. Nuevo sistema, viejos policías. La implementación de la Reforma Constitucional Penal, que incluye los juicios orales enfrenta un reto titánico: actualizar los conocimientos básicos de 237 mil policías locales y estatales. Los agentes, en su mayoría municipales, deberán tomar un curso sobre las siete habilidades básicas de la función policial antes de que entre en vigor el nuevo sistema de justicia. Éstas son, acondicionamiento físico, defensa personal, detención y conducción de detenidos, manejo de bastón policial PR24, operación de radio comunicación, armamento y tiro policial y conducción de vehículos oficiales. Son mandamientos, que de acuerdo a la Secretaría de Gobernación (SG) tienen la finalidad de estandarizar las capacidades policiales más elementales “a más tardar en mayo del próximo año. ¿Alguien en su sano juicio cree que se puede cumplir dicho objetivo de manera sólida y creíble en tiempo señalado?

2. ¿Prevención del delito o simulación orquestada? El licenciado Peña Nieto, presumió el 31 de agosto, en Pachuca, que “la prevención del delito, es clave para lograr un México de paz”; no contento con lo anterior, el inquilino transitorio de Los Pinos, insistió “que se busca una prevención integral del delito, además de la recuperación de espacios públicos, trabajar con la comunidad y que la gente cuente con empleo” (todos los medios destacaron dichas declaraciones). ¡Caramba! sería conveniente que el joven imberbe, nos precisara ¿de qué política pública nos habla? o mejor dicho ¿de qué país?

El Gobierno actual publicitó la idea de que la gobernabilidad abría de tener dos brazos, el preventivo y el punitivo. Algunas ONG’s con notable oportunismo e ignorancia exponencial, creyeron en dicho planteamiento y avalaron semejante postura oficial. En realidad, la clase gobernante lanzó un mendrugo, a manera de distractor, para aparentar una política distinta a la anterior administración. Evidentemente, dicha simulación tenía fórceps institucionales y alcances presupuestales anémicos. Creó una subsecretaría para esos propósitos, incrustada en las nuevas funciones de la SG, que por supuesto dosificaba la eficacia anunciada con bombo y platillo. Peña Nieto y su equipo nunca han estado interesados en impulsar la prevención social del delito, su fascinación está en la represión y en los actos espectaculares, llenos de fuegos de artificio -similar a la impulsada por inefable Felipe Calderón-. Y por si fuera poco, el presupuesto para dicha subsecretaría, de por sí ridículo, en el próximo año se le habrán quitado 500 millones, quedando en famélicos dos mil millones, que por supuesto contrastan enormemente con los muchos miles de millones que se destinan a las áreas reactivas y al sistema político de control (partidos, congreso, poder judicial, etc.); además, como la expresión de un cinismo sin límites, coloca en la mencionada dependencia de gobernación, a un personaje que nada sabe del tema preventivo, que representa el paradigma contrario y que políticamente es impresentable, cuyas iniciales son Arturo Escobar.

Epílogo. Mientras las fantasías oficiales pululan sin parar, el 12 por ciento de los mexicanos posee el 76 por ciento de la riqueza nacional, según el “Informe Global de Riqueza”, hecho por el banco CreditSuisse, cifras que contrastan con las ofrecidas por el INEGI y el Coneval. Corrijo, en realidad sí hay rumbo: Enriquecer a las minorías. Sí, esto es mover a México.

pedropenaloza@yahoo.com / Twitter: @pedro_penaloz

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