Especial

AYOTZINAPA Y EL VOTO NULO

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Uriel Flores Aguayo

 

La tragedia de los muchachos de Ayotzinapa, unos muertos y otros desaparecidos, ha resultado la gota que derramó el vaso de la paciencia y aguante de buena parte  de los mexicanos; las movilizaciones a lo largo de nuestro país y las protestas a nivel internacional dan cuenta de una posición crítica y ampliamente cuestionadora hacia el presidente Peña Nieto, la clase política y TELEVISA. A la sangre y secuestro regados en Iguala se sumaron las torpezas del gobierno federal y los obvios actos de corrupción de la pareja presidencial, haciendo una suma explosiva de reclamos en la calle, que iniciaron por los desaparecidos y siguen por la demanda de renuncia de Peña.

Sin duda, esa parte de la sociedad se seguirá movilizando en mayor o menor medida independientemente del descenlace  concreto; pero no es la expresión total de la inconformidad, hay mucho más, en posturas silenciosas. La experiencia en México nos muestra que las grandes movilizaciones son coyunturales, tenemos de ejemplos el 88 Cardenista, el desafuero de AMLO, su campaña del 2006, las masivas protestas magisteriales recientes; llegan a un nivel alto y, después, empiezan a disminuir; es normal: ninguna sociedad se coloca en movilización permanente, por lo menos no con esas características. Tengo la impresión que la sociedad avanza en derechos y en politización, acumulando reservas ciudadanas y reclamos al poder. Hay momentos determinados, como el actual, en que se manifiesta todo eso.

Es tal el descrédito de la clase política, tan omisa e inútil, que, prematuramente, ya se empiezan a fijar posiciones sobre el que debe ser el comportamiento electoral para el 2015. El «que se vayan todos» de Argentina ha ganado simpatías, el batidero de Iguala, real o promovido, ha manchado a todos en grados distintos, la ineficacia del Gobierno federal ha puesto su parte para que se cree un ambiente adverso a los partidos, a los políticos y a las elecciones. Todavía es pronto para lanzar hipótesis firmes sobre lo que pasará electoralmente con este movimiento justiciero. Aventuro dos: se canaliza mayoritariamente por la oposición en general o se abstiene.

Ya se escuchan voces que llaman al voto nulo, con razones claras; mientras lo decía el poeta Sicilia, todo quedaba en una arenga entre romántica y moral, ahora que lo exponen politólogos como Crespo y Aguayo, empieza a tomar forma como una estrategia política que pudiera ser asumida por porciones mayoritarias del movimiento, dado su prestigio, conocimientos y visibilidad. Hay mucho tiempo de por medio de aquí a las elecciones, en ese lapso se irán perfilando las posturas y se conocerán las razones que la sustentan.

En tanto hay que acudir a nuestra historia reciente y a la experiencia internacional. No hace mucho, en el 2009, ya se hizo una convocatoria similar y no paso nada, todo quedó igual. Habría que ver en este presente si hay condiciones para una acción de esa naturaleza. En Venezuela, entre otros, hace pocos años la oposición se salió del juego electoral, teniendo que regresar pronto dado que perdió casi todo. Mientras en España, después de las masivas movilizaciones de «los indignados», surgió un nuevo partido, PODEMOS, que a unos meses se encuentra a la cabeza de las encuestas, desplazando a los partidos tradicionales. Ese partido, dirigido por maestros universitarios con un lenguaje sencillo y directo, explica que su aparición tiene que ver con una salida política activa, lejana del abstencionismo. Los inconformes Españoles encontraron su partido, en Mexico es distinto pues la legislación electoral es excluyente y nos remite a los existentes o al abstencionismo.

Tengo serias reservas sobre el llamado al voto nulo, pienso que quedará como un testimonio que, por gigante que sea, sólo será un testimonio; también se podrá leer como una acusación moral a la clase política, lo cual es correcto pero no es suficiente. La protesta será ineficaz si no se traduce en votos y en curules. En la vía electoral, la única posible para las transformaciones formales, hay que votar. Entiendo y comparto el hartazgo , a veces da la impresión que no hay salida, pero tenemos que hacer acopio de paciencia y creatividad para avanzar en pos de un país de justicia e igualdad.

No veo posible que el movimiento se pudiera pronunciar por un  partido, al contrario, sus voces principales seguramente van a llamar a no votar; sin embargo, ese llamado tendrá efectos desiguales y será poco eficaz. Al final, cada quién hará lo que pueda o quiera. En la coyuntura actual, con esa ley y esos partidos, creo preferible analizar las candidaturas independientes y a las personas que se postulen por partidos opositores. Sería muy interesante y motivador, antesala de otros intentos, ver a miles de jóvenes involucrarse en las elecciones con sus demandas y críticas.

El voto nulo puede perderse en el abstencionismo, dejando los márgenes de siempre para la adulteración del sufragio y el mayoriteo oficial. Si la gente no vota o lo anula el PRI simplemente va a aplastar, saliéndose con la suya y superando las actuales adversidades. Lo que me parece hay que cuidar es la frustración del movimiento por una equivocada orientación electoral. Cuando el pueblo se aparta los oligarcas son felices. No les preocupa la legitimidad, han dado muestras de su absoluto pragmatismo y desapego a fórmulas democráticas.

Recadito: Se acerca la gran fiesta de los 25 años del Mopi.

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