Ars Scribendi

BRINDIS NAVIDEÑO

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ARS SCRIBENDI

Rafael Rojas Colorado

 

La familia reunida esperaba con alegría la navidad. Las luces del arbolito parpadeaban sin cesar. El regocijo se percibía y conversaban de mil cosas. No escapaba la curiosidad por los regalos; siempre está presente el deseo adivinatorio, de que se va a recibir en la noche buena.

La familia acostumbraba a escuchar misa de diez de la noche el día 24 de diciembre. Gustaban hacerlo en la Iglesia del Espíritu Santo, las homilías del párroco estaban inmersas de espiritualidad. Al final de la ceremonia los feligreses felicitaban al sacerdote, quién siempre reservaba un espacio para ello.

                Los minutos transcurrieron rápido, por fin el reloj marcó las doce de la noche, todos los presentes se abrazaron fraternalmente. La mesa para entonces estaba servida, pero antes deberían de brindar por el acontecimiento que hace posible reunir a la familia. A todos se les notaba el ansia de comunicar sus logros personales que alcanzaron durante el transcurso del año, es la costumbre que se haga un balance personal cada vez que el año está a punto de culminar. El más joven de la familia, pero el más sensato, conocedor de las debilidades de quienes lo rodeaban, se adelantó insinuando que, si alguno de los presentes deseara expresar sus éxitos, lo puede hacer en cualquier otra fecha, ese momento no era él apropiado para hablar de triunfos personales.

                Esa noche era sustancial, al igual que en todos los hogares del mundo que con emoción esperan la navidad. Con elocuencia los hizo comprender que ese día festejaban el nacimiento de Jesús, Dios hecho carne que eligió un pesebre para llegar al mundo, y, como tal, se debería de visualizar en el establo donde emanan los valores más íntimos que debe cultivar el ser humano. Los tesoros terrenales corresponden a otra necesidad del hombre, esa noche se debe dedicar a purificarse de todas las tentaciones que perturban al hombre en su diario vivir. Así, vivirán un espacio de respeto y gratitud al redentor de la humanidad.

                El joven expresaba aquel acto amoroso que habían olvidado por completo, y pidió hacer una oración para alejar los males de la carne y experimentar un renacimiento hacia algo, aún adormecido, pero pleno de luz que les permitiera iluminar lo más hondo de sus adentros y enunció, cada uno de nosotros debe guardar esta nueva experiencia en nuestro existir, que nos ha permitido descubrir esta noche el verdadero significado de la navidad, la misma que nació cuando una estrella iluminó el pesebre.

A mis lectores les deseo una feliz Navidad y que la luz que iluminará el año 2019 los cubra de energía, motivación y entusiasmo para acercarse a sus propósitos, un abrazo para todos.

 

 

 

 

 

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