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Cambio del equipo neoyorkino: Entra De Blasio, sale Bloomberg

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Alejandro García Rueda

Ignoro si en la historia política reciente Michael R. Bloomberg marcó un hito. Lo que sí sé es que si bien sus medidas pecaron de impopulares, también fueron efectivas. Puede que no haya eliminado la desigualdad o invertido el impacto de la recesión estadounidense pero no solo Nueva York, sino el resto del mundo debería reconocer lo que hizo. No hacerlo así sería tener una perspectiva miope.

El ex alcalde de una de las ciudades más importantes de Estados Unidos entró en un momento coyuntural enfrentando a la pobreza sin miedo, viéndola de manera frontal cuando si quiera llegar a hablar de ésta resultaba algo sumamente tóxico.

Bloomberg anunció la introducción de acciones en contra de la pobreza. La maquinaria que puso a andar el político y empresario impulsó a sectores desfavorecidos a través del desarrollo del capital humano y aunque usted no lo crea, el señor Bloomberg adaptó a las condiciones estadounidenses un programa de transferencias monetarias condicionadas inspirado en un programa mexicano, premiando a las familias con dinero en efectivo para que éstas pudieran paliar con aspectos relacionados principalmente con la salud y la educación.

El pensamiento de Michael R. Bloomberg incluso marcó una tendencia en su nación. Por lo menos cinco de sus iniciativas más exitosas fueron retomadas más allá de territorio neoyorkino y bajo su liderazgo hoy se exploran alternativas para responder a las necesidades que tiene la gente en materia de combate a la pobreza. Aun cuando los alcances de este experimento están por verse, es inobjetable que al menos se demuestra la disposición de innovar.

Llegó el relevo

Recientemente hubo elecciones en Estados Unidos, Bill De Blasio obtuvo el voto de confianza de los ciudadanos y la realidad es que el nuevo alcalde tendrá que centrar su atención precisamente en el tema que su antecesor dejó como asignatura pendiente: la contención del crecimiento de la pobreza.

El demócrata debe subirse al carro de las iniciativas positivas de la administración anterior, apostar por el capital humano es una de las mejores inversiones. Para conseguir los resultados deseados, es necesaria la creación directa de empleo a través de proyectos de infraestructura que puedan operar con fondos públicos y ¿Por qué no? Nuevos programas diseñados para proporcionar una garantía de ingresos adecuados para todos los estadounidenses.

 

A él le toca indudablemente enfrentar la parte más difícil.

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