CARNAVAL DE TUZAMAPAN y SUS BONETEROS
CARNAVAL DE TUZAMAPAN y SUS BONETEROS
Por
Jorge Vela
La tarde del lunes 29 de abril se tornaba
calurosa, cuando el autobús de la línea Azteca me condujo hasta Tuzamapan,
pueblo nacido en torno a la ex hacienda homónima, que, en antaño, fue una
importante empresa dedicada a la producción y procesamiento de la caña de
azúcar. El casco permanece como un vestigio de su antigua gloria, pero en la
actualidad, es un espacio público donde peatones y automotores, cruzan
cotidianamente. Es justamente en este sitio, cuyo elemento más icónico es el
acueducto compuesto por una serie de arcos, que se da inicio y término a las
fiestas carnestolendas.
A través de las puertas de la ex hacienda
cruzan algunos asistentes al evento, los participantes, los equipos de sonido y
la corte real. Todos se reúnen en los diferentes puntos del patio monumental
para dar inicio al papaqui. Pero los truenos que se perciben lejanos,
anunciaron el inminente arribo de las lluvias. Todos se escampan, especialmente
aquellos cuyos atavíos no soportan bien el agua. El inicio del desfile se
pospone y hay que esperar.
Tras una hora, la música procedente de las
camionetas monovolumen convoca a la conformación de la columna. Algunos se
colocan máscaras, otros hacen composturas a sus disfraces, y la alegría se
propaga. Los danzantes tradicionales, reunidos cerca de la arcada, llaman mi
atención. La llovizna no me impide acercarme. Los Boneteros usan máscaras que
les transforman en nuevos seres, desinhibidos, risueños y elegantes. Pero, noto
que, a diferencia de las caretas bovinas de los pueblos del valle de Almolonga,
que también se sitúan en la tierra caliente, los -viejos- comparten más
elementos con las cuadrillas de los pueblos de la montaña. Sus máscaras son
rostros antropomorfos, de bigotes, cejas pobladas, mentón pronunciado y nariz
recta. Uno de los artesanos, Pedro Sol, en una entrevista que le realicé, me
comentó que la decoración distintiva se realiza de manera intuitiva, que fluye
mientras selecciona colores y los aplica. Durante la captura de imágenes me
percato que a algunas máscaras se les dibujaron antifaces, flores, corazones y
otros motivos. Ninguna a máscaras es igual a otra y, cada año, son tan
diferentes como el rostro de sus portadores.
Los viejos satirizan a los antiguos hacendados
y, por ello, portan polainas, traje sastre, corbata, pañuelo y capa. De las
escasas fotografías que se poseen de décadas anteriores, se advierte el uso de
una corona de papel como antecedente del bonete moderno que, además de poseer
mayores dimensiones, ostenta una cascada de flecos de papel china y una docena
de flores cubiertas de brillantina. El uso de cascabeles, listones, sombreros
charros y cascos también se ha popularizado, pero los participantes siempre
buscan que armonice con el conjunto. Elemento imprescindible para los “viejos
del carnaval” es el machete que, elaborado de madera como la máscara, porta
diversos mensajes. Algunos son bromas o piropos, mientras que otros, los más
enternecedores, son dedicados a la memoria de los que ya no están.
Es evidente que, con el acceso a nuevos
productos de consumo, los participantes del carnaval buscaran ataviarse de
otros personajes, generalmente de la televisión o el cine. Algunos forman
comparsas, pero los más, asisten en lo individual para sumar al contingente.
Todos forman una columna que alterna con los carros alegóricos de la corte
real. En la edición 2024 estuvo integrada por la reina del carnaval María
Luisa; los reyes infantiles Ximena y Sergi; así como por los reyes de la
alegría, Leticia Ríos Parra y a Toribio Lara. En el desfile también fue posible
mirar al antiguo rey Mario Mayín, a su corte real.
Poco a poco, el desfile va saliendo del antiguo
casco y yo me muevo con el. Los habitantes de Tuzamapan, que de antemano se
colocaron a lo largo de la calle Cuauhtémoc, vitorean y bailan animosamente. La
columna fluyó hasta el parque infantil, por lo que su retorno está marcado por
las luminarias de los carros alegóricos que contrastan con penumbra de la
noche. Nuevamente, los enmascarados se reúnen en el casco y da por terminado el
desfile, pero el festejo se prolonga por las calles varias horas después.