CASA MUSEO MARÍA ENRIQUETA
CASA MUSEO MARÍA ENRIQUETA
Por Rafael Rojas Colorado
Al poco tiempo del deceso de María
Enriqueta Camarillo y Roa, su prima, la señora Laura Suárez Peredo, meditando
al respecto de la vida y obra de la escritora y poeta, le surgió la idea de
honrar la memoria de esta mujer que dedicó su vida a las letras. La señora
Laura siempre tuvo en estima a la finada y que mejor que buscar una manera para
que el pueblo siempre la tenga presente.
Se comunicó con familiares y personas cercanas para
rescatar objetos, fotografías, dibujos, documentos y todo lo que estuviese al
alcance. La finalidad, crear un museo en el que se exhibieran las pertenencias
que acompañaron a María Enriqueta en su diario vivir y en diferentes épocas de
su existencia. La señora Laura radicaba en la ciudad de México. Pero después de
pensarlo muy bien llegó a la conclusión de que no existía mejor lugar que
Coatepec para llevar su idea a la realidad. Recordó que el Arquitecto Armando
Bravo le regaló una casa a la poeta. Ese lugar es el idóneo, de eso no cabe
duda alguna y la oportunidad del inmueble se debería de aprovechar.
La
propiedad está arropada con huellas de la arquitectura colonial muy propia del
pueblo coatepecano. Sus medidas son doce metros de frente por muchos más de
fondo. Las habitaciones se distribuyen en sala, comedor, cocina, recámaras, al
fondo un cuarto amplio para usos múltiples. Anexo un pequeño jardín, pasillo de
buena dimensión, el baño y un pequeño corredor para recrear la vista paladeando
una taza de café, ver la lluvia caer o conversar con las amistades. La
propiedad cuenta con un mirador ya en desuso, se dice que lo utilizaban los
evolucionarios que guarecían en el cerro de la culebra. También existe en la
casa un túnel como muchos otros esparcidos en el pueblo y que los actuales
ciudadanos ni se imaginan. Este fue el espacio que la señora Laura escogió para
casa-museo uniendo el pasado con el presente.
La
señora Laura logró persuadir a muchas personas para que contribuyeran donando
las pertenencias que en vida fueron de uso personal de María Enriqueta
Camarillo. De esa manera fue posible que llevaran el piano en el que inspiró
piezas musicales e interpretó a los clásicos, en el desahogaba un poco su
soledad cuando interpretaba algún trozo de música que compartía con sus
amistades. Se recuperó la máquina de escribir, mecanismo de teclas que denota una
época en la que María escribía sus fantasías e imaginaciones en innumerables
cuartillas. La sala condecorada al estilo de Luis XV, lo mismo los sillones, de
las paredes penden las fotografía, dibujos y fragmentos periodísticos. La
señora Laura encontraba cierta respuesta en el licenciado Iván Lagunes, ambos
entusiastas y generando ideas para dar vida a este espacio cultural.
Fue por el año de 1970 cuando formó un pro patronato a
distancia, quedando como presidenta la señora Ana Palacios Mora y muchos voluntarios
para apoyar la noble causa. Ana, mujer culta y altruista se dedicó a trabajar
duro con quienes la apoyaban, se sumaba como vicepresidenta la señora Virginia
Armand, esposa de don Juan Mateu, la secretaria fue Inés Rebolledo, apoyaba a,
Dolores Durán, la tesorera Margarita Jácome de Pérez. Después de analizar
ciertos problemas optaron por que participaran varias vocales para reforzar la
comisión. Entre ellas: Matilde Sánchez, Estela Morales, Dolores García,
Angelina Boock, Rebeca Pérez y doña Berta Murrieta. Estas mujeres conforman el
cimiento del sueño de la señora Laura Suárez Peredo.
Fue el quince
de julio del año de mil novecientos setenta y seis cuando cortaron el listón
inaugural. Lo hicieron el profesor Guillermo Zúñiga Martínez, el profesor Julio
García Vega y la maestra Bertha Hernández entre otros invitados de honor y
gente común. Cuando las puertas se abrieron, muchas personas entraron por vez
primera a “La Casa Museo María Enriqueta” para apreciar lo que allí se exhibía.
El profesor Guillermo Zuñiga Martínez dirigió un breve, pero emotivo mensaje,
describiendo la personalidad de la escritora coatepecana. Además, expresó que
ese día comenzaba el verdadero trabajo de la mesa directiva, su responsabilidad
es rescatar la memoria de María Enriqueta para que la ciudadanía la tenga
presente. Bocadillos, vino, brindis y aplausos complementaron la ceremonia.
En un
principio la casa fue regalada solo de palabra y al poco tiempo de la muerte de
María Enriqueta el arquitecto Armando Bravo también pasó a mejor vida, pero su
palabra fue firme porque dejó un albacea para los tramites finales de la casa
donada que se ubicaba en la calle Ignacio Zaragoza. Dicha persona firmó para
que el inmueble quedará a nombre del Círculo Cultural A.C, “Amigos de María
Enriqueta”
De esa fecha han transcurrido cuarenta y cinco años, las
integrantes de la mesa directiva se van turnando en las responsabilidades y
siempre están trabajando para mantener en las mejores condiciones el espacio
cultural y no se pierda el recuerdo de la poeta coatepecana. Todavía se
visualiza en ese grupo a personas fundadoras como la señora Margarita Pérez
Jácome y Margarita Rodríguez, actualmente la señora Rosa Aurora Torres Sosa es
la presidenta de este grupo altruista que conducen hacia el futuro el recuerdo
de la mujer que se dedicó a lo largo de su vida a escribir una obra literaria
para las futuras generaciones. A María Enriqueta le gustaban las flores y
dentro de la mesa directiva se descubre a dos Margaritas y una Rosa, ellas
ayudan a cultivar esta casa museo, un jardín de letras, fotografías, dibujos y
muchos recuerdos que estremecen al visitante porque perciben la esencia de la
finada escritora.
En la
actualidad, El Círculo Cultural A.C. “Amigos de María Enriqueta” sigue
trabajando con mucho entusiasmo, pues tiene muy claro los objetivos que buscan
en el museo; rescatar a María Enriqueta Camarillo, del olvido en el que la
tiene la literatura universal. Muchas felicidades.
rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx