COLOREANDO EL APRENDIZAJE
COLOREANDO EL APRENDIZAJE
Por Irasel Negrete Ronzón
“El color debe ser
pensado, soñado, imaginado”
Henri Matisse
Desde que
era estudiante, siempre
tuve gran afición
por utilizar colores
al tomar apuntes, con ellos
me sentía libre
y a gusto, por
el contrario, cuando
tenía maestros que no
me permitían mas
que utilizar las
tintas usuales: negra, roja y
azul, me sentía
limitada y pensaba
que si eran
mis trabajos, estos
debían reflejar mi
personalidad sin perder la
utilidad de los
mismos empero, no todos
mis maestros lo
entendían así, estaban muy acostumbrados
a reproducir la manera
en que ellos
habían sido educados
sin siquiera reflexionar
en lo conveniente
de dichas costumbres; tiempo después, ya en
mi rol como docente, sigo
utilizando los colores y, cuando
me doy
cuenta, mis alumnos y
alumnas hacen lo
mismo, primero sus libretas
empiezan a colorearse, luego sus
trabajos y así
poco a poco nuestra aula
se vuelve colorida, pero no
sólo se trata
de colores, he notado que
esa diversidad de tonalidades estimulan
su creatividad y surgen
trabajos interesantes e
innovadores que comienzan a
inundar nuestras paredes debido a que el
color les da libertad y es que
al cerebro le atraen
los contrastes; sobre
este tema existen muchos estudios
y pruebas que afirman
que los colores
que nos rodean
influyen en nosotros de
una forma única
y asombrosa pues
no sólo es
a nivel intelectual su impacto sino también a nivel emocional premisa que
he comprobado a lo
largo de los
años.
Nuestro país y nuestra cultura está
relacionada con el
color, y diariamente estamos
bombardeados de colores en
logotipos, publicidad, campañas
políticas, al seleccionar nuestra ropa, lo que
vamos a comer,
los productos que
compramos, etc., así que
si el color
influye tanto en
nuestra vida, en el
salón de clases
incide también, en el tema
de la salud, se ha
demostrado que el
color permite mejoría
en la memoria
de pacientes con Alzheimer, por lo
tanto, en el entorno
educativo debemos utilizarlos
a nuestro favor, desde
la decoración del espacio
hasta los materiales
y productos de
la clase deben
tener un color
con un enfoque
definido.
La Psicología del
color ha hecho
múltiples recomendaciones de acuerdo
a las funciones
de los colores
para su uso
en el aula con
base a lo que aportan al cerebro:
azul para la
relajación, la creatividad y la
productividad, amarillo para
promover la actitud
positiva, el verde para la concentración, púrpura para
mejorar las capacidades
cognitivas, rojo para activar la
energía, blanco para estimular
la concetración y
el trabajo en
equipo, etc.
En el
caso particular de mis alumnos,
al platicar con ellos acerca de
su experiencia con
los colores, me dicen que
se sienten a
gusto cuando los utilizan
porque tienen libertad
de expresar y organizar
sus ideas a
través de las
tonalidades, además al utilizarlas,
van clasificando tanto
los conceptos principales como los
secundarios lo que les
facilita retomar sus apuntes a
la hora de
estudiar. También me comentaron
que ver sus
libretas coloridas les
llama la
atención y disfrutan
hojearlas, en cambio, cuando
las comparan con
sus cuadernos de
años anteriores en donde todo
era monocromático, estos
les parecen opacos
y aburridos lo que no
les invita a leerlos
de nuevo; asimismo al
cuestionar a los
adolescentes acerca de la
manera en que está
pintada nuestra aula ellos
mencionaron que llegar
a un salón
ventilado, iluminado y
pintado de colores
vivos, les produce felicidad
y tranquilidad, por
lo que puedo afirmar que el
ambiente de clase
está influenciado por
los colores que
nos rodean y
nos identifican.
Para concluir el color es el factor de mayor impacto en el cerebro, estimula el sentido de la vista lo que se traduce en mejoría tanto en la memoria como en el aprendizaje, el color motiva la creatividad y todos los colores deben ser utilizados con equilibrio y aunque el impacto del color es más grande a menor edad, en cualquier etapa de la vida, el color influye en nosotros por lo que les invito a experimentar con los colores así como a divertirse y aprender a través de ellos.