CON SEGURIDAD PARA IMPRESIONAR
CON SEGURIDAD PARA IMPRESIONAR
Por Irasel Negrete Ronzón
A mi maestro de equitación, Teniente Coronel
Rubén Vásquez Ochoa.
“La confianza en uno mismo es el primer
peldaño
para ascender por la escalera del éxito”.
Ralph Waldo Emerson
Sin duda
alguna, todas las personas
esperamos resultados exitosos
en las actividades que
desarrollamos, en especial aquellos
que trabajamos al
frente de un
grupo de individuos
deseamos que ellos
alcancen tanto sus objetivos individuales
como los grupales pero sucede en
muchas ocasiones que estos últimos
son los más
complicados de conseguir
porque no todos
los integrantes se
comprometen o porque quienes estamos
al frente no
logramos que se
interesen en ellos; en
el ámbito educativo
la consecución de objetivos, propósitos y
metas son indispensables para
asegurar la excelencia académica
es por ello
que en este
artículo hablaré de algunos
“ingredientes” necesarios que impactan
positivamente en nuestro
trabajo además, este
tema no sólo
se aplica al
ámbito educativo sino que es afín a cualquier
área.
Una vez
teniendo una meta
contenida en una
planeación, lo más importante
es la preparación personal, cuando hay
desconocimiento podemos cometer
muchos errores, mientras que cuando existe un
sustento pedagógico,
nuestras decisiones son
acertadas, es decir; el conocimiento
es un componente
del éxito, alguien que
sabe es capaz de
proponer, crear, anticipar, inferir, redireccionar, mejorar,
integrar; etc., por lo tanto,
un maestro que conoce
su plan de
estudios, el modelo educativo,
posee estrategias didácticas,
conoce el contexto
escolar y por
supuesto a sus
estudiantes es un
profesor seguro que tiene
mayores probabilidades de
éxito.
A la par de
la preparación pedagógica, se
debe adaptar la parte
intelectual del docente
para la consecución
de las metas, verificando que
lo que hace,
lo que dice así
como los recursos
que utiliza sean congruentes con
lo que desea
alcanzar, poseer una mentalidad sana y equilibrada que
permita mantener una visión
objetiva y profesional
al desempeñarse frente
al grupo es indispensable
debido a que
es el líder quien
guía a los estudiantes al
triunfo y quien está la frente
debe tener una
mentalidad de éxito la
cual se fortalece con un
tema que hablé en artículos anteriores
que es el de
la salud física ya
que tener una alimentación adecuada y completa acompañada de
una hidratación eficiente permitirán al cuerpo
mantener un funcionamiento óptimo
que se verá
reflejado en la
memoria, el razonamiento, el desarrollo del lenguaje, la resolución de
problemas o la toma de decisiones; la
actividad física también
debe ser un
punto de interés
para los docentes,
no sólo en el sentido
estético sino en el
saludable, ya bien lo
decía el autor
romano Décimo Junio Juvenal “mente
sana en cuerpo sano”, por lo que, si estos
hábitos los desarrollamos
en nosotros seremos
excelentes modelos para
nuestros estudiantes porque
educaremos desde la experiencia
y desde una convicción
propia de que trabajar
partiendo del autocuidado
es primordial para
cualquier individuo. Para
complementar los puntos
de este párrafo
y reforzar el
hecho de ser unos verdaderos
líderes que tienen
vocación y proyectar una imagen de profesionalismo que demuestre
credibilidad, seguridad y elegancia, hay
que darle peso a
nuestra presentación como profesionales, cuidando la manera en que
vestimos y en
la que nos desenvolvemos (lenguaje no
verbal); con todo esto,
estamos listos para
enfrentarnos a nuestro
grupo e impactarlos positivamente para adentrarlos en las
actividades y encaminarnos
al éxito.
Así pues, una vez
que hemos trabajado
en nosotros mismos, hay que compartir
y difundir estos hábitos
en nuestros alumnos, integrando además ciertos componentes
psicológicos que les hagan identificarse como
seres capaces de
alcanzar el éxito
en cualquier actividad
que se lo propongan, estos son
el autoconocimiento, el autodesarrollo, las habilidades sociales,
la resiliencia, la
paciencia, la disciplina y la
perseverancia que fortalezcan
su personalidad; desde mi
experiencia personal, estos
elementos que se
trabajan de forma transversal
en las actividades
individuales, de equipo
o grupales se deben
reforzar con incentivos
ya sean verbales
o físicos que
motiven a los educandos a explotar
su potencial y lograr
lo que se propongan
porque habrán desarrollado
cualidades como la
responsabilidad, la perseverancia, la
productividad, la
organización y el
optimismo; para ello
podemos ocupar frases
como: ¡muy bien!, ¡Lo lograste!,
¡felicidades!, ¡mejoraste!, ¡está
muy bien y lo puedes
hacer mejor! o dar
premios que pueden
ser desde dulces
hasta material de
trabajo como libros,
libretas, lapiceros, etc.,
que les hagan
saber que a
cada esfuerzo positivo
le corresponde una
recompensa, esto lo dejo
a consideración de cada maestro pues
cada quien conoce
a sus estudiantes
y también debe
de proceder con
base en sus
ideales.
Para terminar
este artículo debo
resaltar que el éxito en la consecución
de las metas debe
ser medido a
través de parámetros
claros que arrojen
resultados confiables y que
nos permitan definir
si hemos logrado
lo planteado de manera
eficaz; aparte de ello
mantener una supervisión
periódica del proceso acompañada
de una retroalimentación es
ideal para saber que
vamos por el
camino correcto. Me
parece que si
aplicamos estos ingredientes que de manera resumida son: conocimientos, preparación, actitud positiva,
salud mental y física, una
buena presentación profesional, planeación, supervisión
constante, espacios de
retroalimentación, incentivos
y una evaluación
confiable, con seguridad estaremos impactando positivamente
en la educación.