Ars Scribendi

Conversando con Anahí León

Comparte

[responsivevoice_button voice=»Spanish Latin American Female» buttontext=»Pulsa para escuchar la nota «]

 

Rafael Rojas Colorado

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx

 

            La Carrera Coatepec Pueblo Mágico, no únicamente persuadió mis deseos de participar en una competencia atlética, también me acercó rostros que tienes una historia que contar, en esta ocasión disfruté de la grata conversación de, Anahí León Becerril, atleta de alto rendimiento.

            Anahí afloraba una bella sonrisa por la que se escapaba el flujo de su voz, esa textura fonética tejía palabra tras palabra con cálido acento. Con emoción acercaba su tierna infancia, tan solo dos años de edad y su cuerpo ya se familiarizaba con el agua de las albercas, así lo izo hasta los quince años en los que experimentó el llamado de otros deportes: ciclismo y atletismo.

            Como si la vida hubiese profetizado su futuro, se convirtió en triatleta, el agua, los pedales de una bicicleta y el asfalto se erigían como pináculos, a los que ella estaba dispuesta a desafiar en su diario vivir. Por esta razón cultiva la disciplina, el entusiasmo, la voluntad y el profundo deseo de superación personal y, por supuesto, un valor agregado en todo lo que realiza. Anahí comenta que todo lo que vale la pena exige un sacrificio, desde hace ocho años ella dejó sus raíces en la ciudad de México para venir a radicar a la capital del estado de Veracruz, la vida llama y se debe de obedecer.

            Pronto se vio nadando con mucho ímpetu, pedaleando su bicicleta en dirección de sus sueños y corriendo a paso veloz muchos kilómetros, toda una hazaña en la flor de su juventud, se reafirmaba como una verdadera triatleta en busca de una clasificación. Cuando se calza los tenis y escucha el disparo de salida, se puede pensar que va sola en la competencia, pero en su corazón la acompañan sus familiares, amigos, patrocinadores, su patria y aquel espectador que la alienta con un aplauso en la difícil prueba que amenaza con doblegarla; estos alicientes la impulsan a lograr sus objetivos personales. Conoció muy de cerca la gloria deportiva en el mes de noviembre del año 2014, fue medallista en los juegos Centroamericanos, un ensueño que le arrulló el alma, una sonrisa que le concedía la misma vida, que más podía pedir, se trataba de un sueño tejido con los hilos de la realidad, su esfuerzo, valor y el podio así lo confirmaban.

            Anahí sufre en la competencia, pero al mismo tiempo la disfruta porque la conduce a expresar su último aliento, va en busca de la victoria, de una medalla que la consagre, una sensación por la que vale la pena luchar con todo lo que se tiene en la hondura de su ser. Por esta razón en no pocas ocasiones tiene que viajar para entrenar bajo otros cielos y alturas, de esta manera consigue el estado óptimo para el día de la competición.

            En una prueba olímpica nadó 1500 metros, recorrió en su bicicleta cuarenta kilómetros y finalizó corriendo diez kilómetros en tan solo dos horas, una verdadera proeza de ese cuerpo que a simple vista parece frágil, pero posee la fuerza espiritual que va mucho más allá de su esfuerzo humano, a rozar las estrellas que solo anidaban sus sueños de triunfo.

            Anahí se prepara intelectualmente porque no desea ser una entrenadora improvisada, su compromiso es enseñar con conocimiento, dedicación y experiencia deportiva, esa es su finalidad. Ella piensa que su historia puede motivar a los niños, jóvenes y adultos para que practiquen el deporte que cada uno elija, lo importante es ejercitarse y a través de esta actividad física ser mejores personas dentro de la sociedad.

            Anahí ganó una beca que le permitió una estancia en la ciudad de Monterrey. A Tokio le fue imposible asistir por un accidente que sufrió en su bicicleta, pero estos son obstáculos pasajeros que jamás calmaran su sed por lograr lo que parece imposible.

            Anahí León Becerril, es Psicóloga por la UNAM, instructora por la Universidad de Triatlón, Triatleta por los latidos de su corazón, y un ser humano porque la vida le ofrendó la oportunidad de vivir. Anahí, felicidades.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *