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COVID-19

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COVID-19

Por Rafael Rojas Colorado

En el presente año el coronavirus es el ente más popular del planeta, al menos en estos momentos. Se presentó sorpresivamente y llegó a desaparecer, enfermar y a imponer temor a los seres humanos. El virus seguirá causando el mal mientras la población esté desprotegida, es decir no esté vacunada o carezca de las atenciones que se requieren para protegerse de este mal que tanto daño nos causa ¿hasta cuándo seguiremos así?

El virus llegó a cambiar el estilo de vida de la sociedad, de esto no cabe duda, desde el “Quédate en casa” que fue la primera recomendación de parte de las autoridades federales y la secretaría de salud para evitar el contagio masivo, hasta todas las nuevas modalidades que se han adoptado para, por ejemplo, desarrollar el trabajo por línea en todas las modalidades que se puedan cubrir de esa manera y muchas necesidades más. Es una nueva era para enseñar, aprender, entrevistar, comerciar, soportar las inclemencias de los climas mientras esperamos turno para pasar a consulta en alguna clínica o esperar al familiar hospitalizado, en fin, son muchos los cambios a los que tenemos que adaptarnos nos guste o no. Existe demasiada información acerca de la pandemia, pero todavía no descubren la urgente vacuna que nos proporcione cierta seguridad de no enfermarse de ese virus que tanto daño a causado a los países del mundo.

Se visualiza con bastante claridad que la pandemia parece no tener fin y que van a seguir cambiando muchas cosas y formas de relacionarse dentro de la sociedad. Mientras el tiempo siga transcurriendo se seguirán adoptando nuevas medidas higiénicas y de seguridad que nos permitan la convivencia en la vida cotidiana.

El coronavirus bien puede llevar el epíteto de reformador de la sociedad, ya que todos los cambios se presumen que son por su presencia, y dentro de mucho tiempo cuando se logre controlarlo, es probable que sigamos atados a las normas que se han establecido actualmente, aunque lo mejor sería volver a vivenciar la libertad que es innata en el ser humano, pero el testamento del virus la condicionará indefinidamente..