Crónica Coatepecana

CRÓNICA COATEPECANA

Comparte

Dr. Jesús J. Bonilla Palmeros

Cronista de la ciudad de Coatepec

Los “refrescos del cayuco” en la historia de Coatepec, Ver

(Primera parte)

Abordar el tema de los refrescos y/o aguas gaseosas desde una directriz cultural, nos obliga a poner atención a los factores que influyeron en la integración de las singulares bebidas a diversas manifestaciones culturales. No podemos negar que la comercialización marcó el rumbo hacia el fuerte consumismo observado actualmente, al grado de que muchas personas establecen una acentuada relación entre los refrescos y el desarrollo de diversas actividades cotidianas o festivas. Los anuncios publicitarios en radio y televisión, han abonado ampliamente sobre el consumo de bebidas gaseosas y su asociación a determinados contextos culturales como lo son: las ceremonias del culto popular, ofrendas a las entidades y eventos relacionados con los principales momentos del ciclo de vida, entre otros festejos o simples convivencias.

En la tradición oral coatepecana, todavía es común escuchar de las personas de mayor edad, una serie de referencias en torno a las primeras aguas gaseosas que se conocieron en la región, denominados comúnmente como los “refrescos del cayuco”. Recuerdos nostálgicos que se derivan en algunos casos, de la singular forma en que se transportaban y distribuían originalmente los refrescos, o a determinadas características de la botella, y que en otros casos debido a su costo se volvió un preciado gusto entre la población infantil de aquellos entonces, al grado de evocar en el presente los colores y sabores de las singulares aguas gaseosas.

Las primeras fórmulas de las “bebidas carbonatadas” se remontan a la primera mitad del siglo XIX, cuyo desarrollo se gesta al interior de los recintos farmacéuticos en Estados Unidos. Dichas bebidas son producto de la búsqueda y experimentación con diversos ingredientes, a fin de desarrollar bebidas con las cuales combinar algunas fórmulas en la atención de problemas de salud. Lo cual dio como resultado la aparición de preparados, cuyos sabores fueron del agrado de la población, y pronto se empezaron a expender en las fuentes de sodas.

Hacia fines del siglo XIX se establece en la ciudad de Coatepec, el señor  Miguel Armand originario de Estados Unidos, quien con sus conocimientos de la industria farmacéutica funda la primera embotelladora de aguas gaseosas en la región hacia el año de 1898, actividad que implicó la importación de materias primas como son las esencias y los envases de vidrio. Al poco tiempo también se fundó una fábrica de aguas gaseosas en la ciudad de Teocelo.

Las primeras botellas utilizadas para envasar las aguas gaseosas, fueron manufacturadas en Inglaterra, desde donde debieron de movilizarse en barco hasta el puerto de Veracruz y de allí transportadas en el ferrocarril interoceánico. Estos primeros envases no contemplaban la inclusión de etiquetas, debido a que llevaban en relieve la información correspondiente a la empresa y lugar de manufactura.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *