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CUANDO TÚ NO ESTÁS

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CUANDO TÚ NO ESTÁS

Si, efectivamente era la inconfundible voz del artista español cantando, “Cuando tú no estás”. La escuchaba en el ordenador que estaba conectado a You tube, se trataba de un tema que fue éxito de Rafael en el año de 1967. Conforme avanzaba la voz por los andenes de esos versos de la canción emergía el pintoresco pueblito de Juchique de Ferrer. Aquellas callecitas por las que cruzaban caballos que llegaban al pueblo o salían para dirigirse a alguna ranchería como el Chaparral; La Esperanza, Xihuitlán, La Reforma, entre otras más. De la bocina instalada en el techo del comercio de la señora Antonia, esposa de Cástulo Dorantes, se fugaba una voz dedicando una canción para alguien, señales de enamoramiento o, quizá desamor; todo el poblado se enteraba y comenzaban los comentarios, no siempre eran buenos. El sol parecía tímido al iluminar al pueblito abrazado por verdes montañas en las que el viento rompía su fuerza. El río rugía y espantaba cuando llegaba la tempestad, le gustaba arrastrar árboles y hasta cristianos, el puente Hamaca no era la excepción, pero muy romántico y pleno de paz en días normales. El viento y el cerro Escuingo eran cómplices, el primero soplaba recorriendo las callejuelas, como si deseara llevarse las penas de los moradores a perderla en la distancia. El segundo siempre se mantenía en absoluto silencio, pero atento del acontecer del pueblo, un buen guardián que dejaba pasar cerca la avioneta que aterrizaba muy cerca del río.

 

La personalidad del doctor Cayetano González se distinguía, no solo por su conocimiento del cuerpo humano, sino por un espíritu de libertad, no estaba de acuerdo con la imposición de presidentes elitistas, pensaba en la democracia y que cualquier natural tenía el derecho de aspirar a ser presidente del pueblo. Creo un movimiento social al que llamaron los Chorreados (pobres) para enfrentar a los Gavilanes (ricos) así consiguieron no dejar tomar posición a presidentes cuya elección fue dudosa en las urnas, dos de sus principales apoyos tuvieron que huir para conservar la vida.

 

La fisonomía del pueblito parecía un cuento inspirado por Juan Rulfo, la romería estaba presente; desde mucho antes de que el sol rayara don Luis Galán y su esposa Agustina ya estaban moliendo nixtamal, la gente madrugaba y hacían fila esperando turno. Más, tarde los niños comenzaban a llegar a la escuela Melchor Ocampo, anexa al palacio municipal, la dirigía el profesor Gerardo, maestro que el viento acercó desde el estado de Chiapas. Uno de sus mejores profesores era José Franco, nativo de Misantla con la particularidad de romper corazones a primera vista. La cancha de basquetbol esperaba impaciente a que los muchachos abandonaran las clases para rebotar el balón y lanzarlo a la canasta. Las llamas que calentaban el anafre de doña Rosa y Chepita Toledo, hacían a un lado la oscuridad mientras se guisaban las garnachas. En alguna fiesta nunca faltaba la barbacoa de res, tamales, mole, carnitas y ricos chiles rellenos, lo mismo frijoles. Un poco atrevido internarse en el bosque para nadar en la poza Pailas o el Salto, pero cuando se es joven no se miden los peligros.

 

“Cuando tú no estás”, canción romántica de aquella provinciana época que inclinaba el apego sentimental hacia una persona amada, en verdad muy bonitos tiempos. La canción la seguía escuchado e iba despertando los rostros de: Leoncio Cervantes; Cándido Campos, Ricardo, el “Pajarito”; Celestino, “Tinaco”; Loncho Cañón, Goyo Tejeda, Socorro el sastre; Augurio, Joaquina Hernández, Rita González, María Luisa Rojas, Vianey, hija de don Leo y Juanita; Catalina y su hijo Paco; Elsa Aguirre, Consuelo Barradas, la familia Alarcón, Los Ortega, Augurio, don Fidencio Cervantes y su esposa Sofía, El señor Abraham Barradas, don Porfirio Rojas García, experto en reparar y diseñar maquinaria para el proceso del café, en fin, tantos, pero tantos amigos y conocidos que comenzaban a soñar en esa etapa de adolescencia. ¿Cuántas aventuras compartidas con ellos? Se las ha robado la distancia del pasado ¿Cómo volver a esa irrepetible época? ¡imposible! Muchos de estos jovencitos los transformó el tiempo, algunos decidieron volar más allá del horizonte, otros se encuentran en el regazo de Dios, algunos más en la mansión de la edad senil. Pero difícilmente se encuentra alguno en ese Juchique que el tiempo transformó por completo.

 

Cuando tú no estás no tengo nada…que bella melodía que hacía latir el corazón, persuadía a enamorarse o a volcarse hacia la pareja amada, si es que ya se tenía novia. Entre muchas melodías más en boga como: “Yo soy aquel” y “Desde Aquel día”, “Fue en un café” de los Apson. Fueron emociones que se quedaron adheridas a estas letras, para que cuando se escuchara en el futuro, se haga presente ese pueblito de ensueño e inolvidables historias en noches inmensamente oscuras, porque las estrellas no alcanzaban a iluminar al pueblo escondido en la espesa vegetación. En esa nocturna bruma aparece don Chico Ortega, parecía un ser que conocía a la perfección el lenguaje de la oscuridad, lo amaban sus hijos y su nieto Orlando; algo buscaba cada noche y solo él lo sabía, en fin, enumerar a todos resulta tedioso para la lectura, más ubicando la fecha se sabe quiénes habitaban el poblado de Juchique de Ferrer. Un pueblo que no estaba apto para el futuro, simplemente pertenecía a los años sesenta con aquellos matices provincianos.

 

Un día el pueblo se decidió a cambiar, con decisión avanzó hacia el futuro, se vistió con las luces del progreso y la tecnología para cambiar su fisonomía. Nuevas generaciones se hacían presentes y nadie las detendría. Pero cuando se escucha la melodía, “Cuando tú no estás” del cantante español Rafael. El pueblo abre su corazón para poder asomar aquella nostálgica época. Los versos de la canción brindan la oportunidad de unir aquella población con el presente, al menos, mientras la melodía endulza los oídos.

 

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx

 

A todos mis lectores y al pueblo de Juchique de Ferrer les deseo una Feliz Navidad y luminoso año 2025. Que la paz del espíritu reine en vuestros corazones.