De cómo hemos progresado
René Sánchez García
El escritor mexicano Gabriel Zaid (Monterrey, N.L., 1934) entiende el progreso como “toda innovación favorable a la vida humana, ya sea en el mundo físico, biológico o cultural; teórico o práctico; individual o social. Es más que una serie de inventos y descubrimientos realizados por el hombre”. Inspirado totalmente en el libro publicado por Nicolás de Condorcet (filósofo, matemático, científico y político francés) en el año de 1793, con el título de “Esbozo para un cuadro histórico del espíritu humano”, es que Zaid se da a la tarea de rescatar de infinidad de enciclopedias, tratados, libros y revistas, una serie de datos históricos, a los cuales les da un sentido explicativo que nos permite comprender a través de su lectura, que el progreso no es una sucesión de momentos siempre importantes y de utilidad para todos, sino lo es también la suma de ideas, críticas y formas distintas de pensar, vivir y actuar ante el mundo. Todo esto y más es lo que encontramos en su más reciente libro Cronología del progreso (México, 2016, Ed. Debate, 206 p.), que se suma a otro anterior llamado “El progreso improductivo”, de temática muy similar.
La idea general de progreso que todos conocemos, ya sea porque la adquirimos en la escuela, a través de los medios de comunicación, o bien mediante la lectura de materiales poco confiables, es por lo regular de que lo occidental (la cultura griega y el renacimiento europeo) son el patrón, modelo, punto de partida, esquema o prototipo para situarse dentro de los verdaderamente culto o bello en las artes, las letras, las ciencias y la tecnología. Cuando también las guerras, conflictos, crisis, tropiezos, fracasos, recesiones, divisiones y retos no logrados, han sido motor importante para estos progresos, así como todas las luchas emprendidas para defender los derechos humanos y la salvación del planeta. Esta serie de avances importantes conjuntamente ligados a los altibajos y retrocesos, es lo que encontramos en las páginas de Cronología del progreso de Gabriel Zaid (autor de “Cómo leer en bicicleta”, “La economía presidencial”, “Dinero para la cultura”, etc.) quien por años ha sido colaborador de la revista cultural Letras Libres. Y sí, todo es cultura, por ello incluye a las películas, la cocina, la cultura popular, las vacunas, el voto de la mujer, la web, los celulares y hasta los microcréditos, entre otros más.
Aparte de esta manera tan especial de explicar y comentar largos siglos de hacer cultura por el hombre, lo atractivo de Cronología del progreso, es la larga línea del tiempo que va desde el origen del universo hasta el año de 2015 en que se descubre el planeta Kepler, pasando por la invención del habla, el fuego, la agricultura, la escritura, lo realizado por los griegos, la vida democrática y violencia de los romanos, la fe cristiana de conquista y poder, el renacimiento, la fase del desarrollo industrial, la cultura del progreso, etc. Igual lo es, el índice de nombres que se incluye y que constituye una buena guía para todos aquellos amantes de las fechas, hechos y personajes. Vale la pena leerlo, pues al final permite tener otra visión histórica menos manipulada.
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