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De lo que me salvó el Feminismo

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De lo que me salvó el Feminismo

Por Pilar Badillo Virués

No sabía lo que era el Feminismo. Sin embargo, en mi niñez tuve un primer acercamiento cercano sin saberlo. Ahora hace eco en mí reflexionando acerca de ello. A esa edad solo intentaba darle algo a mi mamá.

Se acercaba el 8 de marzo y mi mamá dentro de un partido político participaba en un evento a organizarse. A mis 8 años, me pareció buena idea escribir algo al respecto. Regularmente me gustaba rimar palabras y escribirlas. Lo que salió de mí fue “Una mujer tiene derechos, una mujer sabe luchar. Si no los aprovecha ¿Para qué los tendrá?”.

Siempre fui curiosa, a mi parecer lo que escribí era un reflejo de lo que me cuestionaba en ese momento. Siempre observé a mi mamá trabajar y resolver los obstáculos que se nos atravesaban. En ciertas ocasiones me sigo cuestionando sobre mi contexto en esa época. Quisiera recordar más.

Viví algunos años sin entender tampoco lo que era el verdadero amor propio. Cuando me di cuenta que no me gustaba mi cuerpo, empecé a hacer ejercicio desde un plano de repulsión y no de amor. En pocas palabras, me dejé llevar por comentarios, estereotipos de belleza y poca información. Con ello viene el juzgar a las demás con comentarios sobre su cuerpo y su vida sexual. Claro, juzgarlas mucho más de lo que juzgué a los hombres en algún momento. Escuchaba también comentarios de los demás como: “La peor enemiga de una mujer es otra mujer”, “qué espantosa se ve con esa ropa”, “si le pega no sé qué hace ahí”, “nadie entiende a las mujeres”, “es una histérica”, entre muchos más. Cómo saber lo que es el Feminismo cuando ni siquiera sabes explícitamente que vives en un sistema patriarcal. Está tan normalizada la violencia de género que la replicas y creces con ella.

Años después comencé con las relaciones sentimentales y tampoco lo hice desde el conocimiento. Solo de lo que creí era lo mejor para la relación, pero no lo mejor para mí. Lo hice desde lo que vi en medios de comunicación, ciudad, religión y demás contexto. Idealista y enamorada, fan de las historias de príncipes y princesas. A pesar de los cuestionamientos internos nunca me atreví a cuestionar más allá, hasta hace algunos años.

Nadie de mi círculo cercano se nombraba feminista. ¿Con quién resolvía mis dudas? Las fotografías e información en redes sociales solo me confundían. Seguía curiosa y seguía caminando.

Podría continuar la historia de mi acercamiento al Feminismo, pero en esta ocasión solo quiero rescatar como recordatorio conmigo que no nací sabiendo. También recordarnos a todas, que no tenemos por qué culpar a nuestras versiones del pasado por lo que hicieron. En ese momento no teníamos las herramientas que hoy tenemos y que seguimos adquiriendo.

No es un camino fácil, cuando te pones los lentes violeta ya nada es igual. Siempre menciono que desde que soy feminista ya no me siento sola.

Aprendí a ver a las demás como compañeras y no como rivales. Aprendí a amarme y respetarme. Aprendí a merecer. Aprendí que mi cuerpo no le pertenece a nadie más que a mí y que no debo juzgar el de los demás o al mío. Aprendí que la lucha es colectiva y que no somos minoría. Aprendí que “quien se declara neutral ante situaciones de injusticia, en realidad a elegido el lado del opresor”. Aprendí que juzga quien no conoce. Aprendí a alzar mi voz y a validarla. Aprendí que el amor no basta en una relación y que puedo amar a otros, pero no sin amarme más a mí. Aprendí que el amor es compañero y sobre la necesidad de la deconstrucción del amor romántico. Aprendí a cuestionar. Aprendí que lo personal es político y que fuimos todas.

Hoy quise abrir el corazón. No tengo la razón absoluta, pero esto es parte de mi caminar. No acabaría de mencionar lo que aprendí en estos años y no he acabado de aprender.

Coral Herrera, menciona: Tenemos una responsabilidad enorme, pues el futuro de la humanidad depende de nuestra capacidad para buscar otras formas de organizarnos política, económica, social, emocional y sexualmente. Para acabar con el patriarcado y el capitalismo tenemos que desaprenderlo todo, cuestionarlo todo e inventarnos nuevas estructuras para relacionarnos sin jerarquías ni luchas de poder… No luchamos para perpetuar ni para conquistar el sistema patriarcal, lo que queremos es derribarlo para construir un mundo mejor.

El feminismo me salvó la vida.