Día Internacional de la Juventud
Linda Rubi Martínez Díaz
Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. El pasado 12 de agosto se celebró el Día Internacional de la Juventud, fecha instaurada por la Asamblea General de las Naciones Unidas a partir del año 2000. Son ya 16 años los que venimos recordando y reflexionando el papel preponderante que tiene el sector de los jóvenes para el movimiento natural de la sociedad, pero también donde se muestran las necesidades aún pendientes y que atañen a la ampliación de oportunidades en diversas áreas, como el empleo, la educación, la alimentación y la salud. Los años por venir tendrán que centrarse en reflexionar sobre cómo brindar posibilidades reales de crecimiento personal, profesional y social a través de ejes transversales como la sustentabilidad, la eficiencia y la calidad de vida.
En el marco de este día internacional, es apremiante examinar los fallos de las políticas públicas orientadas a fortalecer a la juventud pero que están siendo sobrepasadas por estos factores. Y me parece que parte de esta tarea debe orientarse a repensar ciertas definiciones básicas como el concepto del trabajo, de la libertad y de la vida, pues ya no podemos seguir pensando a la clase trabajadora como proletaria, ni a los empresarios como explotadores, además que la escala de jubilaciones debe depender del incremento de la calidad de vida.
Creo que la carencia de oportunidades es en primera instancia, un problema de comunicación social, pues cada año se incrementa el presupuesto en diversas materias, sin embargo hay poca difusión en los diversos programas orientados a este sector. Añadido a esto y más grave aún, la corrupción de algunas instituciones públicas ha impedido que los recursos estratégicos se orienten a lo que deben resolver. Pero el panorama tampoco parece alentador fuera del papel del Estado. Las grandes empresas solo abren oportunidades al sector juvenil con el condicionamiento de menos prestaciones, salarios que no permiten independencia financiera, ni incentivos para su crecimiento profesional. Y esta situación se agrava al convertirse en un círculo vicioso que impide a los jóvenes lograr la autosuficiencia.
Sin embargo, también es tiempo de volver a pensar la política por otros medios, pues como ya dijo Aristóteles, “el hombre es un animal político”, y esta tarea es parte de nuestra esencia como seres humanos. Más allá de los partidos políticos, los jóvenes debemos estar conscientes que la participación ciudadana es crucial para el fortalecimiento de la sociedad, y que nuestra tarea es estar en constante movimiento, teniendo la iniciativa de cambiar las cosas cuando parece haber un estancamiento. Por ello, es importante que tomemos la iniciativa. Nuestra generación es mayoría, tiene la esperanza en el futuro y el ímpetu de hacer la diferencia. Y aunque muchos resultados solo se muestren a largo plazo, habrán valido la pena.
Por último, quiero felicitar a Christian Antonio López Martínez por su destacada participación en el Parlamento de la Juventud 2015 “Voces que Construyen”. Sin duda, jóvenes con propuestas necesitan estos ejercicios de participación política y social.
Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.