Ars ScribendiPLUMAS DE COATEPEC

DOMINGO DE RAMOS

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DOMINGO DE RAMOS

Aquel día en el imaginario del pueblo se dibujaba un rey montando un caballo pura sangre; detrás una legión de soldados aclamando su nombre, pues esa era la imagen de una realeza dominante y dueña de sí misma. Todos se preparaban con flores para derramarlas sobre su cabeza y vitorearlo como a todo un conquistador, todo un emperador.

Sin embargo, la realidad fue otra, Jesús entró a la gran ciudad de Jerusalén, montado en un burro, vistiendo las ropas con la que caminaba por él desierto y las montañas, con las que iba predicando la palabra de pueblo en pueblo, las que cubrían el cuerpo quemado por el sol de un hombre que llevaba como estandarte el valor de la humildad y la obediencia selladas en el corazón. Solo un grupo de hombres y mujeres valientes lo esperaban con olivos en las manos, lo esperaban tal cual es, resplandeciente de humildad montando un burro como rey de reyes que era, él y los que lo acompañaban entraron triunfante a la gran ciudad de Jerusalén; se escuchaban a los cuatro vientos los cantos de ¡hosanna al hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del señor! Y las palmas de todos oscilaban en el aire de un lado hacia otro con suma alegría, pues se trataba de un día de fiesta espiritual, de la victoria representada por el símbolo del olivo, la cual reafirmaría días más adelante al vencer la muerte para resucitar victorioso y ascender a los cielos. Las palmas simbolizaban lo sagrado, una manera de aceptar la renovación para recibir limpios a Cristo y convertirse en la fe hacia lo divino.

            Jesús demostró la humildad que otorga riqueza al alma humana, su vestimenta era sencilla, pues dio a entender a cada uno de los que lo recibieron en esa entrada triunfal, que era como cualquiera de ello, claro está, menos en el pecado. Este pasaje histórico, fue el primero de lo que más adelante se llamaría semana mayor. Jesús conocía los designios divinos, estaba consciente de que se cumplirían y el se preparaba para para ser parte de ese misterio que aún prevalece en el alma de la humanidad.

            La semana santa o semana mayor es una oportunidad para acercarse a la intimidad personal y por medio de la oración tener un verdadero encuentro con Jesús, el hombre que, con su ejemplo, nos trazó un camino para la salvación.

El domingo de ramos el sacerdote viste con sotana color rojo porque este color simboliza la sangre de Cristo vertida para salvar los pecados de la humanidad.

Amable lector, Viva la semana santa con sumo respeto hacia las celebraciones religiosas.

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx