DON MARTÍN
El InterCityExpress, conocido por su abreviatura ICE, es el flamante ferrocarril de alta velocidad que circula por todo Alemania y países circunvecinos. Abordar el confortable tren en la ciudad de Fránkfort, y dirigiendo el rumbo hacia el noreste, en tres horas se descubre Naumburgo. Treinta y cinco minutos más ya estás ubicado en la ciudad de Halle (tierra de Jorge Federico Händel) para transbordar al tren urbano RE. En media hora, ves brillar las cúpulas de Eisleben —en el estado libre de Sajonia de la Alemania que se reunificó hace 28 años—, lugar de nacimiento y fallecimiento de Martín Lutero.
De los lugares turísticos que te ofrece esta urbe, es obligado visitar la casa de Hans y Margarita Luder, progenitores de Don Martín (siglo XV). En este lugar, te cuentan que Lutero, estudió Derecho en La Universidad de Erfurth, pero la muerte de un amigo que ese sí, mal rayo lo partió, decidió hacerse monje agustino, graduándose doctor en Filosofía y Teología en esa Institución.
A una hora de esta localidad, se sitúa Wittenberg que también te obliga visitar la casa donde Martín concibe la mejor aportación que hace al mundo: LA REFORMA, así como también te muestran la puerta de la Iglesia de Todos los Santos, donde fueron publicadas sus 95 tesis y te hacen el relato completo sobre el debate de la práctica de los suculentos dividendos por la venta de indulgencias (para lavar pecados), que venía efectuando don Giovanni di Lorenzo de Medici o sea el mismísimo pecador y papa LEÓN X.
En el viaje de Wittenberg a Roma, que a pie hizo Lutero, tuvo el tiempo suficiente para reflexionar sobre su vocación. Terrible decepción se llevó al encontrar una ciudad ostentosa, estrambótica y corrupta, que le causó un hondo malestar moral; al leer un pasaje de san Agustín: “El justo se salva por la fe”, logró calmar sus escrúpulos y temores encontrando la sentencia religiosa que fue medular para la reforma protestante, o sea: “la fe en Dios es la única que puede justificar los merecimientos y el sacrificio de Cristo”
Entre otras muchas cosas que ya no logramos anotar, nos platicaron que Martín Lutero, murió en febrero de 1546, cuando contaba apenas con 62 años y que gozoso nos había dejado esta frase: “El pensamiento está libre de impuestos” de ahí la admonición de que hay que pensar en abundancia —aunque sea lo bueno—, antes de que nos vayan a dar mortal chingadazo con nuevo aumento de precio a la gasolina o con cualquier otra obligada contribución.
¡Ánimo ingao…!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz.
Versión de audio:
Imagen de:
http://www.germany.travel/en/specials/luther/luther-routes/route-4-politics-and-rebellion.html