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DON REMIGIO RONZÓN ACOSTA

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DON REMIGIO RONZÓN ACOSTA

Por Rafael Rojas Colorado

El silencio provinciano lo irrumpía la a voz de Ruperto Hernández –“Calidra”–, se escapaba por la bocina del coche propaganda que circulaba por los barrios del pueblo, el acento persuasivo invitaba a los aficionados de Box y lucha para que asistieran al programa sabatino a la Arena de don Remigio Ronzón Acosta. Quienes escuchaban el mensaje se llenaban de emoción y se disponían ese fin de semana para acudir y disfrutar de la función deportiva. El santo, Cavernario Galindo y Blue Demon estaban en la cumbre de la lucha libre nacional.

Don Remigio fue en su juventud un apasionado del Box y la lucha libre, haciendo pininos en el deporte de las orejas de coliflor. Por la década de los años cuarenta se enfrentó en el ring con Miguel Cobos y peleó contra el “Cucurrucha Kid” entre otros rivales más, así demostró su valor y afición por el boxeo. Con mucho entusiasmo promocionó estos espectáculos deportivos en el pueblo coatepecano y fue formador de boxeadores que nacieron y crecieron en su gimnasio. Él tenía por costumbre bautizar a muchos de ellos. Algunos boxeadores del nostálgico Coatepec de aquel ayer:

Ramón Sánchez, Félix Peralta, Rubén “El cariñoso” (+), “Kid Robinson” (+), Miguel Benítez “El bobo”, Mario Díaz, “Kid Pancho”, “kid Mahuixtlán” (+), “Kid Leopardo”, “Tigre de la sierra”, “Pachuco Arcos (+), “Kid teleras” (+), “Lagartija Martínez” (+), “Chango Tobías” (+), “Negro Vela”, “El Marciano”, “Emilio Jaime “El murciélago”, “Kid Centella”, “Ratón Hernández”, “El Negro del Imperial”, “El Tejón”, Miguel A. Rodríguez Peralta “Kid Wiliams”, “Raymundo Gómez”, “El vengador”, Juan Vásquez “El tigrillo”, “El bandolón”, Ángel Castillo “El brujo”, “Baby Toto”, “Negro Salas”, “Camarón Fragoso” (+), Primitivo “Chivo Juárez”, “El tortuguis”, “El tlacuachín”,  Yacundo Quiroz (+), “El Potro” (+), Miguel Romero (+), “Pichi el estudiante”, “Baby Suárez” (+), Oscar Hernández (+), José Reyes “El chacal”, Silverio Jaime (+), “Luis Navarro”, “Chango Juárez”, Chico Ferto, peso completo, “Chucho Rodríguez “El camarón”, Ricardo Virués “El bobita”, Manuel Rodríguez “El canelo”, “El piñato”. Guadalupe “El Negro” Muñoz (+), Lalo Gómez.

La mayoría de estos boxeadores fueron trabajadores de la cuchara, la arena, la cal y el cemento. Ahora todo quedó en la nostalgia y las huellas de don Remigio ahondadas en la historia deportiva del pueblo y en vuestro corazón. 

Su primera Arena la acondicionó en su domicilio, calle Hernández y Hernández, fue en la década de los cincuenta y principios de los sesenta cuando la lucha libre y el Boxeo vivían sus momentos de gloria, allí surge la personalidad de Remigio Ronzón Acosta, hombre dedicado a la construcción, pero a la vez la combinaba con su afición por los deportes del cuadrilátero; de esta manera logró por muchos años acercar esa diversión al provinciano público de Coatepec haciendo felices, sobre todo, a los niños y jóvenes que fantaseaban y soñaban con ser gladiadores.

La gente que acudía provenía de los barrios, arrabales y del primer cuadro de la ciudad, se inclinaban por su favorito y en ellos desahogaban las presiones y emociones que yacían dentro de su ser, los gritos hacían cimbrar la humilde Arena del señor Remigio. Cuando la luz de la Arena se apagaba y el ring se iluminaba, aparecían los boxeadores haciendo fintas y previos calentamientos para ahuyentar el nerviosismo. La voz de don Antonio Gutiérrez llegaba hasta la última grada anunciando el nombre, peso y categoría de los peleadores, los fanáticos coreaban el nombre de su favorito. Acto después, Rodolfo García “El chueco” sonaba la campana y la pelea comenzaba; cuando alguno de los boxeadores sangraba a causa de los golpes, se paraba la pelea momentáneamente y el doctor Jorge Gálvez revisaba la herida. Israel Reyes fue manager de muchos prospectos del boxeo. Todos estos rostros forman parte de una inolvidable etapa en la vida de don Remigio Ronzón.

El espectáculo lo llevó a los bajos del palacio municipal y a la escuela Benito Juárez. Finalmente la acondicionó cerca de los Carriles, en un terreno de su propiedad. De esta manera ganaba experiencia de empresario. La personalidad de don Remigio devela una época, una historia y muchas vidas de quienes protagonizaron estos deportes y que combatieron con destreza, fuerza física e inteligencia logrando muchas satisfacciones personales. La música de ese tiempo cuyas notas se esparcían en ese entorno en el que los aficionados desahogaban sus fuertes emociones, el sudor, el dolor, la sangre y la esperanza estaban presentes mientras la pasión se desbordaba, también formaron parte de su pequeña Arena de Box y Lucha que hoy la acercamos con el terciopelo de la nostalgia y los gratos recuerdos.

La vida lo presenta como un ser humano ejemplar por su trayectoria de trabajo, filántropo, deportista y promotor deportivo. Esposo y padre de siete hijos, veinte nietos y veintisiete bisnietos. Sus pasos han caminado cerca de cien años en los que ha recogido experiencias, amor, amistad, sabiduría y bendiciones divinas, sin duda profundas huellas de su existencia humana. Don Remigio Ronzón nació un 13 de octubre de 1921 y ha trascendido al tercer milenio donde su nombre aviva esa inspiración con la que forjó una época deportiva en la vida del Coatepec de ayer; un ejemplo que trascenderá más allá de su existencia. FELICIDADES.

Agradezco a Primitivo “Chivo” Juárez el proporcionarme el nombre de algunos boxeadores.