Especial

DOÑA LEONA Y DON ANDRÉS

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Por: Julio Contreras Díaz 

                Este título no es el de un cuento, simplemente es para conmemorar a Doña Leona Vicario, que murió un día como hoy 21 de agosto, pero del año de 1842, a la edad de 53 años.
                En mis años de la primaria en las Puentes, Ver., al acercarse las fiestas patrias, la maestra Eli Núñez y Valdés, adornó el salón colocando un retrato enmarcado de Don Miguel Hidalgo, flanqueado por otros dos, el de doña Josefa Ortiz de Domínguez y el de Doña Leona Vicario.
Muchos de nosotros imaginamos que eran hermanas porque las vimos idénticas, a no ser por el nombre que aparecía en la parte inferior del contramarco.
Josefa era ampliamente conocida, porque su efigie circulaba diariamente en las monedas de cinco centavos y en los billetes de veinte pesos, caso contrario al de Leona que nadie hablaba de ella, y he ahí la clase de ese día:
María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, a la que cuando en su salón de clases, le pasaban lista simplemente como: ─¡Vicario Leona!, nació en pañales de seda. El padre, un acaudalado gachupín que casó con una choricera de Toluca, otorgó una sólida educación intelectual a la niña, que más tarde ésta se expresaría: “me llamo Leona, y quiero vivir libre como una fiera” (no era vedette).
La profecía la cumplió, al romper con el opulento prometido, ─compromiso estipulado por el “ñor”─, partiendo con el insurrecto y yucateco pobre Andrés Quintana Roo, y juntos luchar por la libertad, pero por la libertad del país entero. Con la preparación de leona que tenía, aunada al billete que le sobraba, apostó a que le daría en la madre al virreinato, lográndolo no sin antes tolerar el dolor, verter la lágrima y derramar sangre.
Ese día aprendimos muchas cosas más de Leona; decía la maestra que llevaba una imprenta debajo de las enaguas, que sus hijos los parió en la montaña, que el Santa Anna quería ser su sobrino, que murió en su cama tranquilamente y que don Andrés le sobrevivió nueve años. Salimos muy contentos de la clase, porque la profe Ely contaba la historia con mucho alborozo.
Amigos, “dicen que la historia se repite, lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan” (ésta se la adjudican al colmarien Don Camilo Salomón See, ¿será?).
Ánimo ingao…!!!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz
Va Doña leona… ¡pero la leona dormida!…cuando era cachorrita.

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