¿Dónde estaban?
DANIEL BADILLO
La pregunta es sencilla: ¿Dónde estaban quienes hoy se rasgan las vestiduras por la infame sentencia contra Javier Duarte cuando éste y sus cómplices saqueaban el estado? ¿Dónde estaban, qué hacían, qué decían en aquel entonces? Hoy es fácil tomar postura en contra de la resolución de un juez que determinó una sanción irrisoria y vergonzosa ante el daño cometido por el mal nacido ex gobernador. Leo y me sorprendo de que todo mundo, sí, todo mundo se dice indignado por la sentencia pero el daño ya está hecho: hospitales, caminos, carreteras y puentes que quedaron en proyectos; escuelas que nunca verán la luz y un infinito etcétera de obras y acciones que jamás serán realidad porque Duarte y su pandilla se llevaron todo. Sí. Todo. Asumo lo que voy a decir: el único que tuvo la hombría de enfrentar a Duarte fue Miguel Ángel Yunes. Guste o no, desde antes de que el ahora sentenciado ex gobernador dejara el poder, el actual mandatario puso al descubierto las pillerías del cordobés y nadie en su momento tuvo el valor de respaldarlo. Quizás por temor o por complicidad, pero nadie quiso confrontar a Duarte.
Hoy, muchos apelan al olvido. Dan por sentado que Duarte saldrá de prisión en poco tiempo y hasta parecen festinarlo. No veo a Morena, ni a sus dirigentes, ni a sus diputados, ni a sus gobernantes pronunciarse de manera firme no sólo en contra de la resolución de Duarte sino también sobre las demás investigaciones que aún tiene en contra. Prefieren esquivar el bulto. Apresurar el paso. Evitar la declaración y encontrar un nuevo villano. Ahora los papeles se han invertido. El bueno es malo y viceversa. Qué pronto olvidaron los agravios de Duarte y sus secuaces. Qué pronto olvidaron la actitud soberbia e indolente del peor gobernador en la historia de Veracruz. Qué pronto olvidaron que los males que sufre la entidad se deben a él y a sus contlapaches, muchos de los cuáles pusieron tierra de por medio para evadir la acción de la justicia.
Morena debe reconocer que el cambio en Veracruz empezó con Miguel Ángel Yunes. El triunfo de su partido el 1 de julio se debió, en parte, a que el actual gobernador puso al descubierto las tropelías de uno de los peores especímenes del priismo que murió en la pasada elección presidencial como lo es Duarte de Ochoa. Ahora es fácil responsabilizar al actual gobierno de los dolores que sufre la entidad; sin embargo, yo me pregunto qué hubiera pasado hace dos años si en lugar de ganar el PAN la gubernatura lo hubiera hecho Morena o el PRI. Duarte quizás nunca hubiera pisado la cárcel y hasta disculpas le habrían ofrecido.
Lo que sigue ahora es recuperar los bienes y recursos sustraídos ilícitamente por este rufián y sus cómplices y devolvérselos a los veracruzanos. Es necesario continuar con las indagatorias por los otros delitos que se le imputan. No hacerlo es faltar a la confianza de la sociedad. Dejar el asunto en un borrón y cuenta nueva es reconocer que México no cambió. Que seguimos viviendo en el México de las componendas y los acuerdos bajo el agua. Quizás me equivoque pero no veo el menor interés en el nuevo gobierno federal ni estatal de hacer justicia a Veracruz.
POSDATA:
Caray don Hipólito Rodríguez Herrero: tanta expectativa que había generado como alcalde de Xalapa para que en menos de un año su capital político esté por los suelos. Eso de decir que las calles no las hizo usted y por eso están para llorar, es penoso y lamentable. Póngase a trabajar y deje de lamentarse que para eso lo eligieron.
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