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Economía sin Rumbo

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Pedro Peñaloza

No preguntemos si estamos plenamente de acuerdo,

sino tan sólo si marchamos por el mismo camino”.

Goethe

1.Entre el discurso y la realidad. El ciudadano presidente se la pasa diciendo, con desparpajo, que su gobierno marcha correctamente. Recordemos, que, se atrevió a decir que “el pueblo estaba feliz”. Si dejamos a un lado las frases rimbombantes y nos centramos en las cifras oficiales, descubriremos que el optimismo presidencial poco tiene que ver con la dura realidad. La actividad económica en nuestro país registró una reducción de 0.14% en todo el 2019. La caída del PIB en el cuarto periodo completa dos trimestres consecutivos de contracción, pues en el periodo julio-septiembre, la economía experimentó una baja del 0.2 % y se cumpliría así con la definición técnica internacional de una recesión, que es la contracción generalizada en la actividad económica por lo menos en 6 meses consecutivos. Clasificarla como recesión o estancamiento no cambia la realidad, ni libra a los mexicanos que hayan sufrido en el 2019 en términos de empleo, según Alfredo Coutiño, director de la consultora Moody’s Analytics (Economista, 26/02/20, p.4).

 

 

Los resultados presentados no muestran un retroceso generalizado, sino una caída en algunos sectores combinada con el crecimiento de otros. Lo que estamos viviendo es un periodo recesivo que inició a finales de 2018 y se prolongó en todos los trimestres de 2019. Esto no tiene precedentes desde que inició la serie del PIB trimestral en 1993, nos lo recuerda Víctor Piz en su entrega en el Financiero del 26 de febrero.

2.Los límites de la demagogia. El imberbe Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, reaccionó, a su manera, declarando, que, “siempre preocupa que la economía no crezca más…”. Y cerró con un pequeño desplante voluntarista: “lo que tenemos que hacer es ver cómo buscamos que haya una salida lo más rápido posible”. En realidad, estamos en presencia de un gobierno que no ha logrado generar la confianza suficiente del sector privado para dinamizar la economía. Por ello, los empresarios negocian el llamado acuerdo de infraestructura que sería el punto de arranque para encontrar una palanca para mejorar las condiciones económicas del país. Las merienditas con los empresarios no han logrado la participación real de una burguesía acostumbrada a la especulación y a las ventajas que otorga el sector público. Ahora, AMLO les juega el dedo en la boca con sus “proyectos estrella”, pero el empresariado no cede en meterle recursos a un túnel obscuro que no les da certeza para garantizar su ganancia. ¿Fuera de las poses presidenciales, tiene rumbo la economía? Quizá el precipicio nos espera.

pedropenloza@yahoo.com

Twitter: @pedro_penaloz

 

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