Ars Scribendi

SOY UN DÍA TRISTE

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Por Rafael Rojas Colorado

 

                Soy un día triste a quien nadie desea ver. Así me concibió la naturaleza, no sé si por desprecio o por castigo, tal vez pensó en crear algo diferente y el resultado fui yo. La naturaleza posee mucha sabiduría, pero no tengo acceso a ella.

                Mi color es gris, mi estado de ánimo triste, mi temperatura se comporta muy fría como la nieve que almacenan los polos y los volcanes. No son pocas veces en las que me deprimo al pensar o imaginar que mi madre, saben bien a quién me refiero, sí, es verdad, a la naturaleza, ella ama más a mis hermanos; a ellos los creó con la luminosidad de bellos amaneceres, les proporcionó calor con un sol que brilla desde el azul del cielo, y cuando se dispone a dormir en el horizonte matiza los crepúsculos más inspiradores y ensoñadores. A mis hermanos les coquetean las flores y los arrulla el trinar de los pajarillos, la música del viento y de los grillos, las aves en pleno vuelo y tantas cosas más que ya no quiero describir. Te soy sincero, la envidia golpea mis sienes, no anido esos sentimientos en mí ser, pero al vivir la crueldad de la desigualdad surge espontaneo ese pecado capital que a la vez me empobrece, pero no puedo evitarlo.

                Soy triste y por más que lo intento una y mil veces más en mis labios no se dibuja ninguna sonrisa sino la tristeza, pálido es mí rostro. Créeme que en el fondo de mi alma nacen lágrimas que buscan el desahogo en mis ojos, pero mi madre la naturaleza que no desea que me vean llorar las trasmuta en lluvia que cae del cielo danzando al compás del viento y va mojando los campos y las ciudades para escurrirse silenciosa hacia ríos, arroyos y mares. El soplo del aire que me inviste es helado que todo el verdor del campo parece fúnebre. A veces me enojo y provocó tornados, tempestades y fuerzas ciclónicas que desbordan los ríos y arrasan ciudades enteras, pido perdón por esto, nadie tiene la culpa por que nací en un estado de tristeza y a veces me revelo de esta manera.

                Ya lo saben, el color de mi piel es gris, lo cobija la nostalgia, la melancolía y la tristeza porque no conoce las estrellas. Todas las tonalidades que me representan carecen de color, a pesar de las frustraciones no deseo morir, porque la vida aun en este estado depresivo es bella, y me consuela que muchos mortales les agrada mi estado de ánimo, y en mis incoloras imágenes inspiraran sus más bellos poemas.

                Soy el día más triste que existe, pero aún tengo un halo de esperanza, por eso me aferro a la vida.

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx

 

 

 

 

 

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