Especial

Ejes de voluntad

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 IRENE SEPÚLVEDA GALINDO

DIRECTORA DE CASA DE LA CULTURA COATEPEC “ROBERTO AMORÓS GUIOT”

Cuando hablamos de voluntariado, estamos haciendo referencia a aquella actividad que se realiza de manera voluntaria pero que se caracteriza especialmente por las ganas de servir a quien más lo necesita, es el resultado de una libre elección, es una opción ética, personal, gratuita, que no espera retribución o recompensa.

Altruismo quiere decir amor al otro, es lo contrario de egoísmo. El voluntariado es un medio para dar respuesta a necesidades, problemas e intereses sociales, supone un compromiso solidario para mejorar la vida colectiva. El voluntariado no es sólo un valor ético, una actitud, sino una práctica concreta, es acción, pero también es cierto que no es posible la pura acción sin “alma” sin valores.

Puedo decir entonces que la biografía de DOÑA ALICIA ÁVILA DE FERNÁNDEZ es tan rica como extraordinaria por su vocación de servicio, por sus acciones altruistas, porque “Doña Licha” como la llamaban respetuosa y cariñosamente sus allegados, sabía que la riqueza era para compartirla con los necesitados.

Aprovechando su reciente onomástico este pasado 30 de noviembre, El Instituto Veracruzano de la Cultura se suma a la Asociación Civil “Amigos de José Iturriaga”, así como con familiares y amigos para reconocer en solemne homenaje a tan distinguida dama por su inagotable obra social y cultural en beneficio de Veracruz y de la Nación.

Doña Alicia Ávila Camacho Ricardi de Fernández, nace en Coyoacán, México D.F. el 30 de noviembre de 1920, siendo su padre el General Maximino Ávila Camacho, Gobernador Constitucional del Estado de Puebla y Secretario de Comunicaciones del Gobierno del Presidente el General Manuel Ávila Camacho 1940-1946. En el año de 1940, contrae matrimonio con el empresario coatepecano Don Justo Félix Fernández López, para fundar la dinastía de los Fernández Ávila. Asentaron su hogar en la antigua hacienda de las Ánimas, propiedad de la familia Fernández desde 1919.

Incansable en su labor social y cultural para el Estado de Veracruz y de la Nación. Fue Presidenta del Consejo Regional Xalapa, de la Asociación Civil “Adopte una Obra de Arte”, desde donde se dedicó a promover la conservación, preservación, restauración y salvaguarda de los bienes e inmuebles con valor artístico e histórico que conforman el patrimonio cultural de México. Su última aportación en vida fue la restauración de la obra sacra “La buena samaritana”  ubicada en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en esta ciudad de Coatepec y así también dejó para la restauración de una segunda obra de cuatro que se ubican en la nave principal del Santuario.

Sería imposible mencionar en tan breve espacio el alcance de su quehacer altruista ya que seguramente serán muchas las obras que desconozcamos, pues además la gran modestia que caracterizaba a Doña Alicia, no gustaba que sus acciones se supieran. Su labor en la Casa Hogar del Niño Xalapeño y su aportación histórica para la institución de los desayunos escolares en todo el país, dejan huella en la vida de muchos mexicanos.

Por ello y por muchas razones más, sea Doña Alicia Ávila de Fernández un baluarte de los ejes fundamentales del voluntariado y del amor al prójimo, que nos permita crecer  y llegar a ser la Nación a la que aspiramos todos, ya que “para ser realmente grande, hay que estar con la gente, no por encima de ella”.

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