El Costo de la Corrupción en México
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Por Armando Antonio Rangel
En los últimos años, la corrupción se ha vuelto un tema fundamental dentro de la agenda nacional, no solo por la percepción y gran preocupación que existe entre los ciudadanos, sino por el impacto que esta práctica tiene en diversas esferas de la vida pública gubernamental, sus efectos en diversos sectores sociales y en la vida productiva del país.
Tal es el grado de atención que le hemos dado a la corrupción, que actualmente para la sociedad mexicana, el tema se ubica como el segundo problema más importante para ser atendido, solo por debajo del tema que impone la inseguridad y el crimen y por encima de temas como el desempleo y la pobreza.
De acuerdo al estudio elaborado por Transparencia Internacional 2018, con el apoyo de su filial en nuestro país y divulgado por el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO), México se ubica en el puesto 138 de 180 países encuestados a nivel mundial, con una calificación de tan solo 2.8, en una escala de 0 a 10, donde el 0 significa muy corrupto e impune y 10 muy transparente y honesto.
Esta realidad se ve recrudecida si consideramos que 6 de cada 10 mexicanos considera que la corrupción ha aumentado en los últimos 12 meses; además, el 64% de los encuestados opina que el gobierno no hace nada por contrarrestarla, contrario a un 24% que aprueba las acciones de combate a la corrupción y la impunidad por parte del Gobierno.
Sin duda, uno de los factores que produce y fomenta la corrupción es la carencia de valores sociales y éticos en las personas, lo cual se refleja en el hecho de que la mitad de los encuestados (51%), acepta haber otorgado y/o realizado un tipo de soborno para la realización de algún trámite, entre los que destacan: acceso a la educación, a la salud, a algún documento de identidad y a la prestación de los servicios públicos.
Si hablamos sobre los sectores y/o actividades que los encuestados consideran como las más corruptas, en primer lugar se encuentran los policías y los representantes electos, ambos en opinión del 47% de los entrevistados. Situación que tiene un impacto directo en el grado de denuncia de este tipo de prácticas, ya que actualmente solo el 10% de las personas denuncian un soborno, y de ellas, el 28% sufre de algún tipo de represalia, la cual inhibe una cultura por la denuncia, fomentando la impunidad de cada caso.
En suma, la corrupción genera un costo aproximado de 890 mil millones de pesos anuales para México, lo que representa el 15% del Presupuesto de Egresos del Gobierno Federal para el presente ejercicio 2019 o el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) de nuestro país; en otras palabras, esta cifra equivaldría a que cada mexicano pagase 165 pesos diarios por actos de corrupción o en otros términos, representa 7 veces el presupuesto del Gobierno del Estado de Veracruz.
Con estos datos y cifras se muestra que el problema es grande, por lo que el nuevo Gobierno Federal tiene por delante un reto importante, el cual fue un compromiso de campaña y al cual ha centrado parte de sus primeras acciones, en el marco del Sistema Nacional Anticorrupción, muestra ello, es la tipificación del delito de la corrupción como un delito grave. No obstante, se debe analizar el problema desde todos sus frentes, tanto al nivel de sus causas y orígenes, como de los efectos e impactos que genera.
Como mexicanos, podemos y debemos asumir el compromiso de encabezar y promover acciones de combate a las prácticas fuera de la ley, por lo que debemos fortalecer, desde la familia, nuestros valores morales y éticos en todos los niveles, no solo en los jóvenes. En la medida de que empecemos a asumir cada quien nuestro compromiso en cada actividad que realicemos, con valores que nos enorgullezcan, México va a crecer sólidamente; por lo que debemos iniciar con algo muy sencillo, con simplemente “hacer lo correcto”.