EL DÍA DE LA SANTA CRUZ DIJE MIL VECES JESÚS
Dr. Jesús J. Bonilla Palmeros
Cronista de la ciudad de Coatepec
Las fiestas a la Santa Cruz en la región de Coatepec, son un ejemplo de la pervivencia de antiguas prácticas sincréticas que se generan con base en las interpretaciones realizadas por los indígenas durante el proceso de evangelización. Situación que se acentuó, cuando los primeros misioneros empezaron a sacralizar los diversos espacios donde antiguamente se hacían ceremonias, de tal manera que se erigieron cruces en cerros, cuevas, ojos de agua, estructuras prehispánicas, y los nuevos asentamientos que se originaron a partir de las reducciones de comunidades indígenas.
En los asentamientos congregados durante el periodo colonial, era común levantar pequeños pedestales con cruces hacia los cuatro puntos cardinales, con la intención de proteger a los habitantes de cualquier calamidad. Por tal razón en Coatepec pervive hasta la fecha la distribución de imágenes cruciformes hacia los cuatro puntos, en lo que antiguamente eran los límites de la ciudad, los cuales han sido rebasados por el crecimiento de la mancha urbana.
En la actualidad se conservan una serie de prácticas culturales en torno a la festividad de la Santa Cruz, en cambio otras han desparecido con el tiempo, como por ejemplo el rosario donde se repetía mil veces el nombre de Jesús. Hace cuarenta años entre algunas familias católicas, se encargaba a los jóvenes el contar mil granos de maíz en pequeños grupos de cincuenta unidades, y en punto de las tres de la tarde del día tres de mayo, se iniciaba el rezo del rosario en combinación con la repetición del nombre de Jesús y la frase “… Arredo vaya satanás que en mi muerte nada tendrás porque el día de la Santa Cruz dije mil veces Jesús…” La palabra “Arredo vaya” al parecer es una variación del término latino “Vade retro” y su traducción es “retrocede”, idea que se corrobora con uno de los usos que se le da a la representación cruciforme, en el sentido de hacer retroceder a las entidades malignas.
Todavía pervive entre algunos campesinos el colocar una imagen de la Santa Cruz en sus campos de cultivo, o en aquellos casos donde existe un árbol de forma cruciforme también se le “viste” con sus flores de papel, o algún material actual. Ceremonia que implica establecer lazos de compadrazgo entre las personas que fungen como padrinos de la Santa Cruz y el dueño de la imagen, culminando el evento con un alegre convivio. Dicha ceremonia es un remanente de otra más antigua, la cual recibía el nombre de “Fiesta de la viuda”, en la cual el dueño del terreno de cultivo debía de hacer una fiesta cuando se vestía la Santa Cruz en mayo, y otra cuando se levantaba la cosecha, de tal forma que la imagen religiosa quedaba solita en el campo de cultivo.
El día tres de mayo o los fines de semana del mismo mes, es común escuchar el tronar de cohetes en distintos puntos de la ciudad, anunciando las ceremonias en torno a la Santa Cruz, específicamente al final de las principales calles y/o barrios donde se encuentran las imágenes cruciformes. Al igual que en las construcciones en proceso, donde es obligado que los dueños del inmueble en compañía de los maestros albañiles, coloquen una cruz vestida para protección de la edificación, misma que culmina con el consabido convivio donde no son raras las chanzas y albures entre los comensales.
En otros casos se colocan imágenes cruciformes en los ojos de agua o pozos, quizá como un remanente de las antiguas asociaciones que establecieron las sociedades indígenas, en relación con el culto al agua de tradición mesoamericana. Debido en parte a que las fiestas de la Santa Cruz, coincidían en tiempo con los ritos y ofrendas a las entidades acuáticas, cuyo papel era fundamental en el desarrollo del ciclo agrícola. Caso similar ocurre en relación a vestir los árboles que tengan forma de cruz, principalmente aquellos que se encuentran en los campos de cultivo, y que revisten antiguas concepciones de carácter sincrético como lo informan algunos religiosos en el siglo XVI. Al registrar en sus relaciones que los indígenas empezaron a nombrar a la Santa Cruz con el término “Tonacaquahuitl, árbol de nuestra carne o sustento”.