Especial

EL INCIERTO Y GRIS FUTURO DEL PRD

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URIEL FLORES AGUAYO

 

Las encuestas más recientes encendieron lo focos rojos en el PRD donde se ven con una mezcla de desdén y preocupación  unos números de posicionamiento electoral que tienden a disminuir. Díez y seis por ciento es la ubicación nacional, mientras que en el DF, principal bastión, anda en  29 puntos. Para llegar ahí ha acumulado suficientes errores difíciles de revertir como es la separación de Andrés Manuel López Obrador, su popular ex candidato presidencial, la aplicación de una línea pactista y colaboracionista con Peña Nieto, su corrupción interna y la venta o alquiler de la franquicia en las entidades, como en Veracruz.

 

Salvó en lugares donde gobierna o donde controla amplias  bases clientelares, con muchas dificultades que tienden a complicarse, su presencia cada vez es más marginal y se encamina a un lógico desplome si no reacciona a tiempo. Es muy difícil, casi imposible, que sus  burocracias dominantes, sobre todo «los chuchos», estén dispuestos a lanzar una estrategia inteligente y unitaria que incluya salvar el proyecto, compartir la dirección y desprenderse de las cómodas posiciones plurinominales; por no soltar el hueso van a perder más.

 

Así como vamos, de no ocurrir un giro radical, las perspectivas son de un desplome en votos y en diputaciones. La sensación muy tempranera de orfandad y abandono que se empieza a vivir en sus filas es un gran peligro para su continuidad. Hay que agregar la competencia natural que va a tener con MORENA, incipiente partido que cuenta con la atractiva figura de AMLO.

 

En ese marco las elecciones internas del próximo septiembre se vuelven claves para la continuación del proyecto del sol azteca. Si hay sensatez la solución será unitaria, se incorporará a personalidades como el Ing. Cárdenas, se llamará a Marcelo Ebrard, se rescatarán las instancias locales de los gobiernos del PRI y se hará un replanteamiento de vida y objetivos. En caso contrario los resultados son previsibles, de vértigo y con un desplome que lo conducirá a la marginalidad.

 

En Veracruz no hay novedades, queda poco de partido; los empleados del gobierno siguen simulando y operando para mantenerse en el control del aparato y el cascarón. Su fuerza es el apoyo material y económico que les proporciona el gobierno; sin ideas y sin prestigio van por el estado corrompiendo lo que encuentran y envileciendo lo que, previamente, habían manoseado. Es un bloque variopinto donde se conjuntan orígenes oportunistas con ambiciones tradicionales, su rasgo dominante es la corrupción. Para los rojos del PRD, porque vienen de ahí o se convirtieron, este proceso es una oportunidad más de ganar dinero, cumplirles a sus patrocinadores o acariciar promesas que, por ignorancia y ambición, no saben que nadie les va a cumplir.

 

El panorama de las elecciones del 2015 es desastroso para Veracruz: sin candidatos mínimamente presentables, salvo en distritos donde algunos munícipes hagan algo, sin liderazgo, sin estructura y sin campaña. Es altamente probable que los resultados no rebasen los cinco puntos. Es obvio que la inercia corrupta en que vienen les impide ver su realidad, viven de cuentear y, aunque lo observaran, no lo reconocerían. En todo caso, si el PRD se desinfla, los rojos encontraran empleo en el gobierno o en el PRI, pondrán algún changarro o, de plano, se dedicaran a la delincuencia común u organizada, lo que se les da perfectamente de acuerdo a su perfil.

 

Recadito: Los juegos centroamericanos no son las olimpiadas, nos vemos muy provincianos.

 

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