EL INFALIBLE JUICIO DE LA HISTORIA
EL INFALIBLE JUICIO DE LA HISTORIA
Por Aurelio
Contreras Moreno
Mientras las
autoridades veracruzanas buscaban desesperadamente convencer a la opinión
pública que no son corruptas, aunque las evidencias les hayan estallado en la
cara con el caso de Araly Rodríguez, dos casos de violencia volvieron a colocar
en la palestra el problema más grande que el actual gobierno estatal ha sido
totalmente incapaz de siquiera atender.
El pasado viernes, se
confirmó que Sara Hilda Olarte Cid, trabajadora jubilada del Seguro Social que
se reportó como desaparecida el lunes de la semana pasada, fue encontrada debajo de un puente en
la desviación de las congregaciones de El Tronconal y Chiltoyac de la capital
veracruzana. Asesinada.
Este nuevo feminicidio reforzó el
lugar de la entidad veracruzana entre las más brutales para las mujeres en todo
el país, donde gobierna un régimen que simula combatir la violencia en su
contra, pero que no protege ni respeta a sus propias trabajadoras, las cuales
sufren un constante acoso dentro de la misma administración estatal.
La respuesta del gobierno de
Cuitláhuac García fue detener a tres sujetos, uno de ellos un sobrino de la
víctima, achacándoles el crimen. Sin embargo, la actuación de la Fiscalía
General del Estado y de las corporaciones policiacas deja más dudas que
certezas sobre lo que en realidad sucedió, en especial por la particular
fruición que tienen por mentir.
Baste decir que mientras la Fiscalía
dijo haber encontrado el vehículo de la víctima el jueves, hay versiones que
señalan que fue la familia la que ubicó el auto desde el
miércoles y que no les hicieron caso. Incluso, se asegura que el cuerpo se
habría encontrado en la cajuela, pero para no ser evidenciados como timoratos
habrían hecho el montaje de la localización en el paraje.
El mismo viernes,
también se informó sobre la localización del cadáver del abogado porteño Luis
Emilio Fuster Montiel, en el punto conocido como Los Caños de San Antonio, en la
carretera Medellín-Rancho del Padre, cerca del puerto de Veracruz.
Fuster fue secuestrado el jueves por
la banda criminal que el propio gobierno de Cuitláhuac García reconoció que
opera en la zona de Paso del Toro, lo que provocó por la tarde de ese mismo día
una balacera en la que murió un policía ministerial y, al parecer, también el
abogado, en lo que todo indica se habría tratado de un operativo de rescate
fallido y fatal.
La indolencia con la que el
gobernador y sus funcionarios le restaron importancia a ambos hechos que
enlutaron a dos familias –sin contar los numerosos casos de violencia asesina
que en Veracruz no llegan a ser mediatizados más allá de la nota roja-, explica
la situación de postración en la que se encuentra el estado de Veracruz,
agobiado por los criminales que le han robado su tranquilidad… y por los que
desde el propio poder político le roban al erario.
Sin embargo, al escuchar los
discursos de quienes mal gobiernan Veracruz, pareciese que viven en otro lugar,
en una dimensión paralela en la que todo es perfecto y ellos buenos servidores públicos.
Este domingo, durante la conmemoración del 161 Aniversario de los Tratados de La
Soledad, el gobernador afirmó que “nuevamente” hay un grupo que “se resiste a
la transformación”, intentando mantener los “privilegios neoliberales”.
Y se aventó la puntada de compararse con los
liberales del siglo XIX, lo cual forma parte de las deformaciones históricas en
las que basa su narrativa el régimen de la pretendida “cuarta transformación”.
“Si olvidamos, ¿cómo vamos a entender qué hacer
entre los que buscan la cuarta transformación y los que defienden el régimen
neoliberal? Mañana se sabrá en la historia el papel que nos tocó jugar. Que nos
juzgue el infalible juicio de la historia (sic)”, dijo Cuitláhuac García, con
un numeroso despliegue militar como telón de fondo.
El secretario de Gobierno Eric Cisneros Burgos abonó
al disparate, asegurando que “hoy los liberales nuevamente defienden el
proyecto de nación emprendido por el presidente Andrés Manuel López Obrador y
en Veracruz, por el gobernador García Jiménez, lo cual evidencia que el poder
es para servir al pueblo”, mientras juraba que en la entidad “se acabaron las
complicidades que solo protegían a delincuentes”.
En algo tienen razón: el juicio de la historia
a su desastrosa actuación será, más que infalible, implacable.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras