EL PASADO
EL PASADO
Por Rafael Rojas Colorado
Torreblanca,
así se llama el pueblo al que se dirige María Juana. Es la tierra que abandonó
para ir a la ciudad en busca de una vida mejor, solo se trataba de ganar
dinero, porque su lugar de origen siempre ocupo un espacio en su corazón.
Ahora
regresaba con urgencia a su pueblo, el tren parecía entenderlo, porque no
dejaba de avanzar, con rapidez acercaba los paisajes y de la misma forma los
dejaba atrás, en cada instante que transcurría la emoción se acrecentaba, en la
mente de María Juana estaba descrita la geografía de ese pueblito que abandonó
veinte años atrás, pero hoy volvía a sus raíces, al embrujo de sus calles, al
regocijo y al encuentro con la amistad de quienes la amaban, al saludo de los
conocidos y de
cada rincón que le despertó la felicidad en su niñez y adolescencia. En silencio se reprochaba el haberse ausentado por tantos años, finalmente regresaba sin suficiente dinero, flaca por ahorrar unas cuantas monedas para volver a su origen, en verdad no valió la pena ir a Brentana.
En
Torreblanca era muy feliz ¿para qué ir en busca de otros horizontes? tan solo
fue una ilusión mal concebida la que la alejó por veinte años de su tierra. El
tren se detuvo con brusquedad, el anunciante espetó, llegamos a Torreblanca,
eran las nueve de la noche y el aguacero se tornaba inclemente, que manera de
recibirla, los ojos de Marijuana se filtraron entre la oscuridad y la lluvia y
le pareció estar en el lugar equivocado, no reconocía nada que la identificara
con su pueblo natal.
Entusiasmada
y emocionada fue en busca de su amiga Rita Anaya, no la encontró, buscó al
padre Pascual, hacía años que se marchó, a Ramona Solís nadie la conocía, la
calle del Contador, tal vez cambió nombre porque el cochero no la ubicó, las
casas ya no eran las mismas, sino modernas como en toda ciudad en las que llega
el progreso. La comida y el pan tampoco se parecía al que ella acostumbraba a
paladear en esas tardes en la casa familiar, don Silverio había muerto, Regina,
la asistente del cura no la reconoció. Finalmente, por un milagro del destino
coincidió con el señor Antonio Anaya, el, con amargura, le narró el deceso de
su esposa Rita, amiga entrañable de Marijuana.
Ahora
María Juana, no tenía casa, amistades ni nada, todo le había robado el tiempo y
el progreso mientras ella añoraba el regreso. Ya solo le quedaba la vejez y el
recuerdo.
“El
Pasado” es un relato de María Enriqueta Camarillo y Roa, pertenece a su libro
“Enigma y Símbolo” publicado en el año de 1926 en Madrid, España, tal vez el
cuento tenga algunas huellas del existir de la escritora, profetizando que al
volver a su tierra todo fuera diferente, ya que tenía años de vivir en Europa.
Amigo lector, lea
el cuento “El Pasado” y conozca el desenlace de esa historia, quizá se convenza que en cualquier circunstancia lo mejor es permanecer en el lugar que nos vio nacer.
“Un
libro le señala el camino hacia la sabiduría”.