Crónica Coatepecana

EL PROCESAMIENTO DE TINTES NATURALES EN EL MUNICIPIO DE COATEPEC, VER.

Comparte

 

Dr. Jesús J. Bonilla Palmeros

Cronista de la ciudad de Coatepec

(Segunda parte)

La siembra y beneficio del pastel en la región, se encuentra documentada  en los manuscritos anteriormente referidos, aparte de otros entregados por Alonso Herrera en 1554, y permiten corroborar la producción de la materia base para el tinte azul, entre los años de 1537 y 1554, como parte de las obligaciones tributarias de la población indígena del viejo Coatepec ante la Corona Española.

Para darnos una idea de las implicaciones del cultivo del pastel o Itatis tinctoria L., se presentan algunos datos básicos en lo referente a su beneficio en la actualidad, producto de la investigación del ingeniero agrónomo Elías J. Matadamas Ortiz. El autor detalla que la producción del pastel requiere de una serie de condiciones para su desarrollo y obtención de un tinte de calidad, específicamente se adapta más a los climas secos que a los húmedos, aparte deben ser suelos fértiles, profundos y arcillosos. La preparación del campo de cultivo requiere de remover la tierra a una profundidad de entre 40 y 45 centímetros, lo cual se logra mediante el uso de un arado mecánico.

El pastel es una planta bianual; en su primer año se obtienen las hojas para la extracción del índigo, y en el segundo se logran las semillas para la producción de aceite. La siembra se realiza entre finales de febrero y marzo, cuando las condiciones climáticas permiten dotar de suficiente agua a la planta; en su fase germinativa, y desarrollo vegetativo temprano.

A los cuatro meses de iniciada la siembra se lleva a cabo la primera cosecha de hojas, y después cada mes y medio se pueden colectar nuevamente, de tal forma que se obtienen tres cosechas en el primer año.

Ya cosechadas las hojas, se extendían en el suelo en un lugar sombreado para que perdieran humedad, y se procedía a su molienda a fin de obtener una pasta homogénea. La cual se colocaba en pisos impermeables y con cierto declive, directamente al sol para acelerar el proceso de fermentación durante tres semanas. Posteriormente eran nuevamente molidas y se formaban pequeñas bolitas con la masa, las cuales recibían el nombre de”cocañas”, y se almacenaban en un lugar seco durante quince días para nuevamente ser pulverizadas y humedecidas para ser expuestas al sol, a fin de propiciar la fermentación, y durante dos meses se dejaban nuevamente reposar los montones de pasta, finalmente era envasada en bolsas de lona para su almacenamiento y/o distribución en las tintorerías. De tal forma que el proceso completo para la obtención del tinte en polvo, requería de entre 6 u 8 meses de tratamiento continuo.

En lo referente a la producción del pastel en la Nueva España, los asentistas sufragaron los gastos de semillas, herramientas, los salarios de los maestros, así como el costo de los fletes para su exportación a la Península Ibérica, de tal manera que se requirió de una buena inversión inicial. Por su parte la Corona colaboró con los permisos para su beneficio en comunidades indígenas, donde se delimitaron los terrenos a sembrar y se asignó la mano de obra suficiente como parte de sus obligaciones tributarias.

Durante diecisiete años se implementó la siembra y procesamiento del pastel en la región de Coatepec, junto con otras comunidades del centro de Veracruz. Tiempo en el cual se dieron altas y bajas en la producción, al grado de que no se generaron las ganancias esperadas por parte de los “asentistas”, y se vieron en la necesidad de optar por finalizar la producción a nivel regional. Aparte de que empezó  ganar terreno la producción del añil en otras regiones de la Nueva España, tinte altamente apreciado por la calidad de los matices obtenidos en el proceso de tinción.

Fuente Bibliográfica

Jean Pierre, Berthe, “EL CULTIVO DEL “PASTEL” EN LA NUEVA ESPAÑA”, Historia Mexicana tomo 9 vol. 3 enero-marzo, México, 1960, pp. 340 -367.

Matadamas Ortiz, Elías Jaime, ORO AZUL EL ÍNDIGO. Propiedades, Fuentes y Métodos de Extracción, Universidad Autónoma Chapingo, México, 2005.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *