EL RÍO DE LOS AÑOS
EL RÍO DE LOS AÑOS
Por Rafael Rojas Colorado
“El
río de los años” es un libro que adquirí en un viaje a Mérida, Yucatán, allá
por el año del 2007, sin embargo, apenas estoy abriendo sus páginas;
pacientemente aguardó catorce años en el estante y hoy con entusiasmo, les
comparto a ustedes sus historias, amables lectores.
“El río de los años” nos conduce a la vida de la Mérida de ayer, en la que el jovencito Silvio Madera “Chivi” encabeza la banda “Los pateadores de San Sebastián”, siempre
enemistados con los del barrio de San Juan llamados san juanistas. Esta es la historia que se desarrolla en la vieja Mérida, en la que, casi a diario, chivi era azotado por su tutor por romper las reglas que se imponían en el hogar si así se puede llamar al lugar en donde la madre ya no existe.
En estas emotivas páginas se avivan el juego de la Troya, una manera de llamarle al cuadro en el que se juegan las canicas, describiendo la batalla entre dos rivales que usan estrategia e inteligencia para ganarle el botín al oponente. También la práctica de las patadas para el combate contra los san juanistas cuando fuese necesario. Algunos lograban golpear con ambos pies a una altura de dos metros veinte centímetros, otros daban la patada lateral lastimando los riñones o el estómago del rival, mientras algunos se especializaban para patear en muslos y espinillas, así se hacían respetar.
En los cuentos y relatos se vislumbran las costumbres y tradiciones de esa época que el presente alejó y se refleja en la edad madura de los protagonistas de estas historias. Pero siempre existe alguien que las recuerda, porque resulta imposible el desprenderse totalmente de un pasado en el que está marcad la infancia y adolescencia. Este es el caso de Silvio Madera que narra su vida compartida con entrañables e inseparables amigos: Rich, pollón, Tonicho, Wilber, Quini y Gaspar entre muchos más; claro que también acerca el recuerdo de la maestra Angelita, de quien se ganaron la admiración por sus ideas de libertad, y no puede faltar el amor que sentía por Ligéa, esa jovencita que despertó en Silvio el amor primero, el deseo, la ilusión y la fantasía, ella sería la eterna musa de ese joven que ya mira hacia el futuro aunque las circunstancias le señalen otra cosa. Tal vez Ligéa sea esa fuerza que lo impulsó a pelear con valentía en su encuentro con los del barrio de san Juan, representados por el caballo que comandaba a Chel Peniche, Rodríguez Loza, Justo Velásquez y Casimiro Cuevas.
Estas imágenes las recoge Raúl Renán González –poeta, narrador y editor–, a través de una literatura que nos atrapa desde el principio y trasmite los momentos protagónicos de sus personajes y el nostálgico paisaje urbano de la Mérida de ayer. Cada relato dibuja imágenes en las que el dolor de infancia, la rebeldía, la frustración y el amor son el entorno que envuelve las aventuras de los pateadores de San Sebastián. “Un libro conduce a la sabiduría”.