El Sindicato de las Desmanchadoras de Café en el devenir histórico de Coatepec, Ver.
CRÓNICA COATEPECANA
Dr. Jesús J. Bonilla Palmeros
jesus_bonilla1@hotmail.com
(Octava parte)
En el año de 1942 nuevamente ingresan al Sindicato de Desmanchadoras, las obreras que habían sido expulsadas cuatro años atrás y en una reunión se les reconocieron sus derechos y antigüedad, pero como bien mencionaba doña Adelina, las divisiones al interior del sindicato continuaron de forma muy disimulada y se acentuarían un año después cuando las obreras Francisca y Ofelia Morales trataron de retomar la propuesta de adhesión a la CTM. Situación que reavivó en parte la vieja pugna entre las autónomas y quienes estaban a favor de aliarse con la confederación, por lo que se llevó la discusión a una sesión sindical en la que se aprobó retirar los derechos a las dos obreras y expulsarlas del sindicato.
La vida del sindicato transcurrió entre alianzas con asociaciones, fracturas al interior y fortalecimientos a raíz de convenios con autoridades, situaciones que determinaron una serie de retrocesos, logros y mejoras para las obreras. Entre los beneficios alcanzados podemos mencionar las gestiones ante el doctor Rafael Sánchez Altamirano en lo referente a la donación de un terreno en el que el ingeniero Miguel Rebolledo construyó el Sanatorio de Maternidad y obsequió al Sindicato de Desmanchadoras en el año de 1948, quienes en agradecimiento lo designaron “Sanatorio de Maternidad Dolores R. de Rebolledo” nombre de la esposa del ingeniero. El nosocomio fue administrado por las propias desmanchadoras y se ofrecían los servicios tanto a las agremiadas como al público en general, mediante módicas cuotas de recuperación que permitían sostener los gastos generados por los servicios y mantenimiento del edificio.
Uno de los principales servicios que se ofrecieron en el sanatorio fue la atención de los partos, actividad que requirió se tomaran cursos de actualización por parte de las parteras empíricas que trabajan como desmanchadoras y de manera alterna prestaron sus servicios en el sanatorio. Una de las parteras de mayor reconocimiento fue doña Adelina Texon, quien con base en su experiencia y conocedora de las necesidades para optimizar el servicio, gestionó ante las autoridades la donación de una incubadora, a fin de atenuar uno de los principales problemas que se presentaban durante los alumbramientos en relación a la frágil salud en algunos de los recién nacidos.
Durante cinco años el sanatorio fue administrado por el Sindicato de las Desmanchadoras, tiempo en el que se prestó un buen servicio a la comunidad, pero los problemas internos del sindicato también afectaron el sostenimiento del nosocomio al grado de que se les hicieron una serie de imputaciones a las líderes, en lo referente a supuestos robos y beneficios personales. El momento álgido se dio cuando fue nombrada Secretaria General doña María Hernández, quien ocupó el cargo a raíz del fallecimiento de doña Amparo Ortiz la eterna líder. En una reunión sindical se determinó vender el sanatorio al Dr. Rafael Sánchez Altamirano, aparte de destituir a doña María Hernández del cargo de Secretaria General y buscar un nuevo asesor sindical.
Continuará…