EL TEMAZATE
el temazate
En los pueblos existen los
cuentos, díceres, relatos que, transcienden de generación en generación, se van
convirtiendo en leyendas o, simplemente, forman parte del imaginario popular de
la gente, esta es una brevísima historia de un viejito que, a pesar de que se
ignora su nombre, sigue vivo en las pláticas de los abuelos mientras degustan
un café, un aguardiente o inhalan profundamente el humo de su cigarro, después
de un escupitajo.
El Coatepec revolucionario
también tuvo su participación en una guerra civil que para muchos no tuvo tanto
sentido, pues en la actualidad existen más de sesenta millones de pobres, pero
esa historia la dejaremos para otra ocasión. Volvamos a esos años de
levantamientos de armas, las fuerzas rebeldes iban de pueblo en pueblo, de
ranchería en ranchería, cruzando montes, valles, bosques y caminos levantado
gente, robando con la máscara de fortalecer las tropas que luchaban por el
bien, obligándolos a sumarse a sus fuerzas armadas –la bola le decían– para
formar ejércitos fuertes y combatir con mucha más seguridad contra el enemigo,
muchas familias sufrieron esas amargas circunstancias de la época en la que
perdieron su casa, algún hijo, esposo u otro familiar. Todo porque alguien
decide hacer la guerra. En los pueblos saqueaban los palacios y quemaban
documentos importantes perdiéndose las entidades de los pobladores, a las
mujeres las violaban, por esta razón las escondían en sus casas hasta que los
rebeldes o soldados se marchaban del pueblo.
Probablemente esta fue la
suerte de un hombre ya avanzado en edad, que haya sido obligado a combatir en
la revolución, una experiencia amarga para él, se dice que su esposa anduvo con
él en esos combates que para ellos no le veían nada positivo arriesgando su vida
y viendo morir gente inocente, pues sus vidas estaban en el campo, esa era la
verdad, en la campiña labrando la tierra se sentían bendecidos por dios. Pero
su suerte la cambió el movimiento revolucionario, les desgracio la vida para
siempre, pobre hombre.
Cuando por fin llegó la paz,
ya era demasiado tarde para estas personas, pues se notaban muy envejecidos, la
revolución les robó los años buenos, pero más aún la conciencia. Las balas y la
metralla, Los disparos de cañón y las múltiples muertes los dejaron dementes.
Para este viejo a quien solo lo conocían como el sobrenombre del “Temazate”, la revolución
nunca más terminó, pues por los alrededores de Coatepec, siempre se le veía
cabalgando en su caballo, ataviado por sus cananeas, carrilleras, y un viejo
fusil, galopaba con la vista al frente bajo la sombra de su sombrero de
revolucionario, como si fuese comandando a alguna columna de guerrilleros,
siempre mirando hacia él frente, a nadie le dirigía la palabra solo ondulaba su
espalda en la silla de montar al paso cadencioso del flaco caballo que
penosamente caminaba, detrás de él le seguía a corta distancia su esposa, como
si fuera una de las Adelitas, fiel a su causa, sin duda, la rielera buscando a
su Juan. Ambos formaban un cuadro
revolucionario fuera de tiempo, cuando ya todo mundo festejaba sus fiestas
cotidianas en plena paz, pero siempre decían; allí va el Temazate, hoy vimos al
Temazate, lo seguía la adelita, ella jamás lo abandona; pobres viejos. Siempre
llamaban la atención de la gente conmovedoramente.
Esa imagen se hizo familiar en
Coatepec por varios años, porqué fue un fantasioso revolucionario que quedó
marcado de por vida por esos traumas que provoca la guerra, esa fue la
maldición que le cambió para siempre la vida al Temazate que aseguran quiere
decir “Venado Rojo”.
Un día dejaron de verlos,
nadie preguntó por su paradero, ¿Qué fue de ellos? A nadie parecía importar
esas siluetas del viejo Temazate y su rielera que formaron parte de ese paisaje
provinciano de ese antiguo Coatepec. La gente solo se dedicó a vivir, nada más.
Pero al paso de muchos años, los mayores volvieron a revivirlo en sus pláticas
familiares y de amigos, así nació una leyenda que no morirá.
Nota, esta es una versión de
dicho personaje. Existe otra en la que fue asesinado cerca de Tuzamapan, pues
era un cuatrero, su cuerpo cruzado en una mula y lo trajeron a Coatepec
gritando que allí estaba el cuerpo sin vida del Temazate, invitaban a los
curiosos a acercarse para conocerlo.
Colaboración de Rafael Villa
García.
rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx