ENTONCES… ¡TE ASMO!
ENTONCES… ¡TE ASMO!
Por Ramón
Durón Ruíz (†)
Hay
cuentos que me gustan, pero el siguiente cuento hindú me cautiva: “Un peregrino
se quedó a pasar la noche debajo de un árbol en un bosque cercano al pueblo, en
la más profunda oscuridad oyó que alguien gritaba:
— ¡La
piedra!, ¡La piedra!, ¡Dame la piedra preciosa, peregrino!
El
peregrino se levantó, se acercó al hombre que le gritaba y le dijo:
— ¿Qué
piedra quieres, hermano?
—La noche
pasada, –le dijo el hombre con voz agitada–, tuve un sueño en el que se me
reveló que, si venía aquí esta noche, encontraría a un peregrino que me daría
una piedra preciosa que me haría rico.
El
peregrino hurgó en su bolsa y le dio la piedra diciendo:
—La
encontré en un bosque cerca del río. ¡Puedes quedarte con ella!
El
desconocido agarró la piedra y se marchó a su casa. Al llegar, abrió su mano,
contempló la piedra y vio que era un enorme diamante.
Durante
toda la noche no pudo dormir. Se levantó con el alba, volvió al lugar donde
había dejado al peregrino y le dijo: —Dame por favor la riqueza, que te permite
desprenderte con tanta facilidad de un diamante.
—La
verdadera riqueza –Contestó el peregrino– no consiste en
acumular cosas, sino en compartirlas.”1
La
moraleja es tan sabia, como profunda y simple, que importante es aprender a
DAR, hay una verdad cabalista irrefutable: “Al hombre, lo derrota el
miedo; al miedo, lo derrota el vino; al vino, lo derrota la muerte, y a la
muerte, la derrota la caridad”… Hoy aprende desinteresadamente a DAR.
Cuando
vives tu hoy, partiendo generosamente de DAR, como por arte de magia llega a ti
una actitud poderosamente positiva, que es el punto de tu armonía y equilibrio,
puesto que DAR y pensar positivamente son energías que elevan tu estado de
ánimo y te generan una vibración poderosa con el universo.
DAR no
significa sólo proveer algo material al prójimo, puedes DAR una bendición, –que
es la mejor manera de bendecir tu vida–, puedes DAR un abrazo, una palmada,
–Todos estamos necesitados de afecto, el contacto físico no sólo es importante,
es indispensable para nuestro desarrollo–, puedes DAR una sonrisa…es una
manifestación sana de alegría, puedes DAR las gracias…es el camino de
tu abundancia.
DAR tiene
el poder de abrir tu conciencia cósmica y despertar tu prosperidad
espiritualidad, para que seas recipiendario de las bendiciones y los milagros
que la vida tiene para ti. “Lo excepcional de los milagros… es que ocurren”
El viejo
Filósofo en cada artículo busca darte con amor y respeto, una visión sencilla
de la vida que se puede resumir en pocas palabras: “Padre Dios, Muchas Gracias
por DARME dos ingredientes básicos para no claudicar: Fe y Esperanza; Gracias
por enseñarme el poder del Trabajo bien hecho; Gracias por retribuirme por
haber aprendido a DAR; Gracias por ilustrarme con la sanidad que contiene el
Perdón; Gracias por guiarme para elegir lo mejor que tienes para mí; Gracias
por instruirme para sonreír, amar, agradecer, orar y a pesar de cualquier
tormenta… guiarme para seguir siempre adelante”
Lo que
modestamente este campesino te da, es su buen sentido del humor, éste hace que
tu viaje por la vida sea más placentero e inmensamente creativo; su poder tiene
la alquimia de liberar tu alma de pesares, llevándote a viajar más allá de tus
límites, para que rompas las barreras que impiden tu natural crecimiento; pone
a funcionar tus sentidos, porque estos se desarrollan, pero también por desuso
se atrofian.
Cuando
disfrutas la fiesta de la vida dando, te empoderas, ves los problemas, las
tensiones, el estrés desde una policromía más generosa.
Aprender
a DAR, PERDONAR, ELEGIR, AGRADECER, ORAR, AMAR y SONREÍR, son signos y señales
de los hombres en equilibrio, armonía y plenitud, tiene la magia de concentrar
tu vida en el amor, además de que te liberan de lo perfecto, son una lección de
ética y moral que fortalece tus fragilidades y te ayuda a no sucumbir ante tus
miedos, complejos y resentimientos…. te encuentran con tu grandeza.
El joven
de Güémez toma el rostro de su novia entre sus manos, la mira a los ojos y le
dice:
— Mi vida
¿Sabes una cosa?, ¡TE AMO!
— Y ¿Cómo
sabes que es amor? –pregunta ella.
— Muy
sencillo –responde él– porque pienso en ti y no puedo respirar. — ¡Eso es asma!
—
Entonces… ¡TE ASMO!