¡Es ahora o nunca!
EL
ARTE DE GOBERNAR
¡Es ahora o nunca!
Por Daniel Badillo
Decidido a
transformar la realidad que se vive en el país luego de años y años de saqueo y
corrupción, donde unos cuántos se hicieron de inmensas fortunas al amparo del
poder en detrimento de la inmensa mayoría de mexicanos, el presidente Andrés
Manuel López Obrador ha dado pasos en la dirección correcta para devolver al
Estado la rectoría de los bienes que son de todos, principalmente en materia
eléctrica y ahora en cuanto a los hidrocarburos.
Tuvieron que
pasar más de 30 años para que alguien como López Obrador se diera a la tarea de
devolver al pueblo lo robado por una pandilla de rufianes que se multiplicó por
igual –no sólo en Veracruz con gobiernos voraces y trúhanes- sino prácticamente
en todo el país donde se cuentan, por cientos, las historias de políticos
corruptos que dieron al pueblo migajas y se llevaron a la bolsa millones de
pesos sin el menor rubor, amafiados con particulares igualmente corruptos, que
hoy disfrutan de bienes mal habidos sin cargos de conciencia.
Y cuando digo que
el presidente López Obrador está decidido a devolver al pueblo lo robado por la
pandilla de rufianes que gobernó durante tres decenios, me refiero a que tanto
en materia de generación eléctrica como en cuanto al petróleo, a través de
artilugios legales empresas –y políticos de baja ralea- establecieron
condiciones francamente desventajosas para la nación, y gracias a la
complicidad de autoridades y legisladores sin calidad moral, modificaron las
leyes en años recientes, para beneficiar a unos cuantos.
De allí que el
viernes pasado, aunado a la iniciativa de reforma a la ley de la industria
eléctrica que se encuentra todavía en debate pues seguramente llegará hasta la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, el presidente López Obrador presentó
una nueva reforma, pero ahora en cuanto a los hidrocarburos que, por ley, son
propiedad de la nación.
En la exposición de motivos de esta reforma, el presidente de la
República indica que “resulta necesario que el
Estado como garante de la seguridad y soberanía energética, y palanca de
desarrollo nacional cuente con los mecanismos adecuados para que la Sener y la
CRE, en el ámbito de sus respectivas competencias, puedan suspender de manera
temporal los permisos expedidos en los términos establecidos en la Ley de Hidrocarburos,
cuando se prevea un peligro inminente para la seguridad nacional, la seguridad
energética o para la economía nacional”.
Destaca,
además, que “en las actividades relacionadas con los hidrocarburos y
petrolíferos se busca perseguir y sancionar a los expendedores que han
incurrido en conductas de posesión, transporte, almacenamiento, distribución y
comercialización contrarias a derecho, cuyo objetivo principal es el lucro
económico al margen de la ley, que lesiona y pone en peligro diferentes bienes
jurídicos tutelados en la materia. En este sentido, se ha buscado combatir a
los expendedores que adquieren combustibles robados a un precio menor del que
pagarían por combustibles de origen legal, afectando a la industria y al erario
público”.
Más
adelante el mandatario federal expresa que “además del contrabando simple
descrito anteriormente, se ha detectado el ‘contrabando técnico’ mediante el
cual entran las mercancías subvaluadas con el fin de omitir el pago de gran
parte de la cuota compensatoria. De acuerdo con un estudio de una empresa
consultora independiente, el Fisco Federal perdió 12 mil millones de pesos en
ingresos tributarios durante 2020, debido al contrabando de combustibles que se
presentó en dicho año, mediante la internación de una cifra cercana a los 40
mil barriles diarios en diciembre”.
Es
ahora o nunca. El presidente López Obrador está haciendo lo correcto para poner
orden en el sector energético luego de años y años de abuso contra los bienes y
recursos nacionales. Se necesita de un gran valor y una enorme honorabilidad,
como la que posee el presidente de la República, para enfrentar el grave
flagelo del robo de combustibles tanto por delincuentes comunes como los de
cuello blanco, que son los más lesivos. En esta cruzada por la honestidad y el
combate a los excesos, el presidente cuenta con el respaldo de quienes están a
favor de la patria y no en contra de ella.
Por
el bien del país, ojalá tanto la iniciativa de reforma en materia eléctrica,
como ahora la relacionada con los combustibles, lleguen a buen puerto y los
mexicanos veamos que, por fin, se hace justicia a la nación, luego de que
hordas voraces amantes del hurto y del abuso, pretendieron acabar con las dos
empresas más importantes del Estado como PEMEX y CFE. No nos confundamos: si
ambas paraestatales enfrentan serios problemas financieros, se debe a años y
años de abuso; pretender ahora responsabilizar a un gobierno que apenas lleva
dos años al frente del timón, es cerrar los ojos al pasado ruin y corrupto de
funcionarios públicos que pretendían quebrar a estas empresas, para hacer
negocio con los particulares pasando por encima del interés nacional.