Pedro Peñaloza

¿Estado de Derecho sin justicia?

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Pedro Peñaloza

“Cuanto más corrupto es el Estado, más leyes tiene”.

Tácito

1. Burócratas demagogos y ricos ignorantes. El bloque gobernante se llena la boca clamando y reclamando por el «Estado de derecho». Desde hace buen tiempo el viejo Marx y su cómplice Engels nos dejaron como herencia una construcción metodológica y política de la ubicación de los intereses de las clases dominantes y de las clases subalternas. Una riquísima bibliografía nos mostró que el Derecho como parte del aparato jurídico, se colocaba en la llamada «superestructura», y desde ahí es donde se opera la dominación con la puesta en marcha de leyes, utilizando simétricamente un andamiaje cultural e ideológico que permite y reproduce mecanismos de control que reprimen y concilian. Claro, tiempo después Gramsci planteó la conveniencia y la viabilidad de reformar y disputar la «superestructura», para desde ahí construir vasos comunicantes con la llamada «estructura» (donde el marxismo ubica las relaciones de producción).

Con esa mirada, habría que entender a cabalidad la histeria que mueve al bloque gobernante y a sus defendidos, cuando reducen los conflictos sociales y económicos a las fronteras del «Estado de Derecho».

2. Límites y promesas incumplidas del sistema jurídico. Los contractualistas nos prometieron que vendrían los aires frescos de la «libertad, igualdad y fraternidad». Sin embargo, omitieron advertirnos que el capitalismo tenía una insaciable sed de ganancia y que los idílicos propósitos anunciados sólo servían de contraste para las viejas formas de exclusión que imponían los sistemas anteriores. La realidad es que, después de muchas decenas de años, el actual sistema no pudo ni siquiera cumplir la aplicación generalizada de las normas «justicieras» proclamadas. Así, México, como reflejo molecular de la galaxia capitalista, muestra los oprobiosos límites del Derecho. No es casual, que en el Índice Mundial de Imperio de la Ley (2014), nuestro país no sólo no ha logrado avances, sino que se encuentra en el «sótano» de la tabla de entre 102 países en temas que miden la existencia del Estado de derecho en la vida cotidiana. Por cierto, el DF, también se encuentra reprobado en materia de seguridad. Entre 50 ciudades evaluadas, la capital obtuvo el lugar 45 con 59.46 puntos de 100 posibles en la calificación global (EconomistIntelligenceUnitranking 2015).

3. La corrupción, inquilina permanente. El costo de la corrupción en México tiene un impacto en el crecimiento económico de entre 2% y 10% del PIB, lo que representa un rango de 26 mil millones y 130 mil millones de dólares (de 332 mil millones a 1.6 billones de pesos), demás, de que las inversiones se reducen en aproximadamente 5% y el costo para las empresas es de 5% de sus ventas anuales (Anatomía de la Corrupción. IMCO y CIDE 2015). ¿Éste es un rasgo presumible de un Estado de Derecho?

Epílogo. Un dato, las violencias han desplazado de manera forzada entre 2011 y 2014 a, 281 mil personas que tuvieron que abandonar sus comunidades por detonantes vinculados a la delincuencia organizada, en Chiapas, Chihuahua, Sinaloa, Guerrero, Oaxaca, Tamaulipas y Veracruz. Éste hecho no es reconocido en su totalidad por el gobierno mexicano (Centro de Vigilancia de Desplazados Internos de Noruega, IMDC, por sus siglas en inglés). ¿Qué Estado de Derecho protege a estos compatriotas? Es evidente, como nos lo trasmitió Marx, que no es suficiente fabricar leyes, sino se atiende la repartición de la riqueza material de manera equitativa.

pedropenaloza@yahoo.com                                  Twitter: @pedro_penaloz

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