Especial

¡ESTO SI HAY QUE CELEBRARLO!

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Antonio Gala, con la clara sabiduría que los años dejan, afirma: “La dictadura se presenta acorazada porque ha de vencer; la democracia se presenta desnuda porque ha de convencer.” En los últimos treinta años, en el mundo, más de veinte países han experimentado la transición democrática, el pueblo se ha convencido de que la democracia es el camino para las grandes realizaciones.

La transición va más allá de un proyecto partidario o de grupo. No hay líderes, ni actores políticos privilegiados, porque es un ejercicio político-matemático de suma, de ganar-ganar.

En la transición democrática, el Estado tiene un rediseño institucional, del que emana la gobernabilidad, se hace más competitivo, porque se refunda con dos reformas básicas: la económica y la política, de las que derivan las demás reformas para resolver con éxito el reacomodo de fuerzas que le den viabilidad al conjunto.

En las democracias modernas, cuatro son los puntos cardinales rectores para alcanzar el éxito:

1.- Una Reconciliación Nacional; 2.- Un gran movimiento que culmine con una amplia participación ciudadana; 3.- Una Educación de calidad, y 4.- Una Productividad y eficiencia.

A la gran transición democrática a la que en 2000 arribamos en México, le ha faltado que nuestros actores políticos con sentido de Patria y con visión de gran calado, la conduzcan a lograr resultados satisfactorios en seguridad pública, educación, en el combate a la pobreza, en la generación de empleos, en una competitividad, que satisfaga con buenos resultados al colectivo social.

Pero no hay que olvidar que nuestro país está hecho para la grandeza, por ello hay historias de éxito para contar y  presumir: El Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey es una de ellas, nació hace 70 años gracias al sueño de un grupo de empresarios regiomontanos encabezados por Don Eugenio Garza Sada, un hombre que nació para dejar huella, creando un Tecnológico de vanguardia, que se consolida como una de las mejores instituciones de educación superior en el mundo.

Otra historia de éxito son: Las Universidades Tecnológicas, que con un profundo sentido social se ubican estratégicamente en los lugares más marginados del país, con una espléndida visión de futuro, desarrollan un sistema basado 70% en educación práctica y un 30% de teoría, respondiendo a las necesidades de un sector productivo que demanda profesionistas de calidad.

En mi alma mater, la Universidad Autónoma de Tamaulipas, también hay historias de éxito para presumir, ahí en los diversos ámbitos del conocimiento, durante 63 años se han formado profesionales, gran parte de origen humilde –como yo– que hemos egresado con una nueva perspectiva de vida.

Hoy viernes toma protesta el nuevo rector de la UAT, el C.P. Carlos Enrique Etienne Pérez del Río, egresado en 1967 del Tec. de Monterrey, fue el primer Director de la Facultad de Comercio Victoria, de donde es Decano; en su ámbito profesional como servidor público, como Consejero Presidente del Instituto Electoral de Tamaulipas, como académico, ha dejado claro el conjunto de valores y principios que aprendió en casa.

El C.P. Enrique Etienne, es un hombre con un profundo sentido de pertenencia universitaria, honrado a carta cabal, al que auguro… y de corazón deseo todo género de éxitos.

Aún está fresco el recuerdo de mis sabios maestros, –que fueron una metáfora de vida– que en la UAT más allá del maravilloso mundo del Derecho, me enseñaron a entender que una visión negativa, tienen un poder sobradamente dañino, que te echa a perder el día y la vida; de ahí que el viejo Filósofo vibre en el poder del humor, que además de fortalecer tu sistema inmunológico, trae un remanso de alegría y paz a tu alma.

El “Cotico” llega con el campesino de allá mesmo y le dice:

— Filósofo… ¡la tomada me está acabando!

— Mira la cosa es muy sencilla, cada que pases frente a una cantina agarra vuelo y brinca la puerta, así te quitarás la tentación.

Rumbo a su casa, al pasar el “Cotico” frente a la primera cantina pone en práctica los consejos del Filósofo, toma vuelo y brinca la puerta. Con la alegría de tal logro sigue haciendo lo mismo; ágilmente salta la puerta de la segunda cantina y así sucesivamente.

Al pasar por la última, ve que tiene una puerta de tres metros de ancho, así es que toma vuelo y pega un descomunal salto. Orgulloso de haber logrado, saltarla entra a la cantina y exclama:

CHINGAO… ¡ESTO SI HAY QUE CELEBRARLO!

 

 

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