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La gratitud, un exceso recomendable en las familias

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La gratitud, un exceso recomendable en las familias

Por Ing. Sandra Lindo S.

La gratitud es un sentimiento que debe desarrollarse desde pequeños y que se puede motivar desde la familia. Los adolescentes agradecidos son más felices y están más satisfechos con sus vidas, amigos, familia y consigo mismos y son jóvenes más comprometidos y responsables. Estar agradecidos aumenta su bienestar y les hace tener una visión más objetiva del mundo que les rodea.

La gratitud como cualquier otro sentimiento se puede potenciar y fomentar desde la familia. Al principio dependerá de los resultados. Nuestros hijos se sentirán agradecidos cuando las cosas les salgan bien o cuando nosotros reforcemos de forma positiva sus actitudes. Pero si potenciamos la gratitud todos los días este sentimiento se irá asentando en su personalidad y formará parte de su carácter.

Tenemos que enseñar a nuestros hijos a dar las gracias por las pequeñas cosas. Por la comida de cada día, por su familia o por los detalles diarios que tienen con ellos los maestros, los amigos o los abuelitos con ellos.

La buena noticia es que la gratitud puede enseñarse. Y, junto con ella, se respirará un ambiente más alegre en nuestro hogar. Los padres somos el modelo a seguir más real y cercano de nuestros hijos.

Ser agradecidos es imprescindible también para poder trabajar la empatía hacia los demás y hacia uno mismo. Un niño que aprende a ser agradecido sabrá que sus acciones serán valoradas, se esforzará para conseguir buenos resultados sin ser demasiado exigente consigo mismo, porque sabe que si se esfuerza lo suficiente la recompensa llegará sola.

3 prácticos consejos:

  1. Comportándote de manera ejemplar. Los niños aprenden por imitación y ejemplo de los padres. Si tus hijos te escuchan decir gracias a menudo en diferentes contextos empezarán a entender la importancia que tiene.
  2. Ayudando a los menos favorecidos. Si tienes la suerte de vivir una vida cómoda es necesario que tus hijos aprendan a ser agradecidos con un poco de humildad. Ayudar a los menos favorecidos (donando juguetes, ropa, ayudando en algún centro social, etc.) les hará darse cuenta de la suerte que tienen, podrán valorar más su vida, sentirán el agradecimiento de los demás y también se convertirán en personas más generosas.
  3. Siendo bondadoso. La bondad no es algo que se enseñe, es parte de la personalidad de
    las personas, pero hay que potenciarlo para que no quede enterrado. En este sentido es buena idea que le ayudes dándole oportunidades para hacer cosas buenas por los demás miembros de la familia. Así, cuando haga cosas buenas verá cómo los demás le expresan su agradecimiento.

Recuerda que lo mejor que puedes hacer es ser un buen ejemplo. Será más sencillo promover el agradecimiento cuando lo vivan día con día. No es fácil, pero poco a poco pueden ir haciéndose conscientes de lo que hacen y dicen, e intentar quejarse menos y agradecer más. Verán el impacto que tiene en su familia y lo increíble que puede ser apreciar esos momentos en donde sus hijos son niños agradecidos.

La gratitud con Dios, es un homenaje que arranca de lo más profundo del corazón.