FELIZ DÍA DEL MÚSICO
Hoy caminaremos por una
senda ornamentada de notas musicales, las mismas que trazó, con espíritu de
juglar; Francisco Suárez Olmos. La música es arte y este joven coatepecano se
atrevió a pulir su talento en ese elevado conocimiento, que solo es permitido,
para aquellos que consiguen expresar el sonido de una manera emotiva y estética
que embellece el alma humana.
Cuando la vida apenas le tendía
sus brazos a la adolescencia, le agradaba escuchar los tangos que su papá,
hacía repetir en el tocadiscos; inconscientemente recibía un mensaje que la
música sería su vida. Pero antes debería conocer otras actividades. Su hermano
Leobardo tenía una panadería en el barrio de Lerdo de Tejada, Francisco Javier,
entre harina, azúcar, manteca, maza, leña y calor, conoció los secretos de este
digno oficio tan popular por los años sesenta. Pero la música ya estaba
adherida en sus adentros, y en los años de 1975 nace el grupo “Kapek”, lo
integra con buenos amigos: Gilberto Izozorbe; Jesús Izozorbe; Luis Hernández;
Humberto García y por supuesto, Francisco Suárez Olmos. La experiencia se iba
convirtiendo en su mejor maestra. Este conjunto musical duró cerca de tres años
y llegaron a presentarse en un centro nocturno de la ciudad de México llamado
“La Pampa”. Un reto que exitosamente afrontó.
Cuando este grupo se desintegró, su hermano Antonio Suárez
le sugirió formar otro y él estaba dispuesto a financiar los instrumentos. Así
nace el nostálgico conjunto llamado “LOS GRADOS”, sus integrantes, al igual que
Francisco Javier, eran jóvenes que se sentían atraídos por la música, entre
ellos: Fausto Maldonado, en la batería, José Medrano, en la guitarra y primera
voz, Jesús Izozorbe Córdoba, en los teclados, Adán Pozos, Sax, Miguel Ángel
Suárez Olmos, voz, Francisco Javier Suárez Olmos, en el bajo. Un sábado dos de
diciembre de 1978, dan la primera audición. Los presenta el locutor de
Naolinco, don Miguel Ángel Cuevas, poco después los contrata el profesor Rubén
Monzón Polanco, para alternar con los mejores grupos del momento en los bailes
de la Cruz Roja –Socios del Ritmo, La Sonora Santanera, Rigo Tovar entre muchos
más–, pero de estas actuaciones platicaremos otro día. Después de un ciclo de presentaciones
que duró diez años, “Los Grados” acordaron su desintegración.
Francisco Javier, deseaba saber verdaderamente que
significa la música como tal y se inscribió en el conservatorio de la facultad
de música de la Universidad Veracruzana. Lo emuló su amigo Jesús Izozorbe. Allí
se les imparte importantes teorías como la historia de la música, prácticas de
solfeo, guitarra, piano y armonía. Fue su maestro Alfonso Moreno. Pero la más
bella armonía que descubre, es la música armonizando el espíritu con el
exterior y adquiriendo una amplia perspectiva, que le permite visualiza un
mundo diferente y pleno de emociones inexplicables, pero enriquecedoras.
Francisco Javier, se integra al grupo tropical
“Fandango”, compartiendo sus valiosos conocimientos con Rodolfo Meza y Nicolás
Martínez, trabajan durante cinco años en el centro nocturno, también llamado
“Fandango” en el hotel Xalapa, inolvidable experiencia.
En 1992 nace el coro “Voz de Vida” que acompaña las misas
dominicales del Padre Manuel Jiménez García, Francisco Javier los apoya con algunos
instrumentos musicales y al cabo de dos años, dos señoritas renuncian y Pancho
Suárez sé responsabiliza de los teclados. Con este coro de la parroquia de Él
Calvario” de Coatepec, Veracruz, fueron invitados a participar en un concierto
llamada “HALLEL”, participaron coros y grupos religiosos de varios estados del
país, la duración fue de 24 horas y cada grupo participaba una hora y se iban rolando
hasta que finalizó el evento, agotador, pero, a la vez, aleccionador.
Durante largos años su experiencia musical la ha acrecentado
dando clases en escuelas particulares como el Colegio México, José de Jesús
Rebolledo, Motolinía de Xalapa, Ticnau de Xico y Simón Bolívar entre otros
liceos, sin descartar las enseñanzas a coros religiosos de la región. Fue
dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Música de la República Mexicana,
Sección 260 de Coatepec, Veracruz. También secretario de Prensa y Propaganda
del Sindicato Nacional y tiene gravados 10 discos.
El
21 de septiembre de 2021 cumplió diez años en la hora santa que se celebra en
El Calvario, Dios lo ilumina y él conduce interpretando cantos de alabanza con
música de piano, una manera de colaborar con la espiritualización de los
feligrese que cada semana acuden a esta celebración.
Es
verdad que nada se logra solo, siempre aparecen ángeles que Dios envía, y su
esposa, señora Virginia Villa, un día apareció en su vida para apoyarlo en todo
momento, lo estimula y lo ánima en el diario vivir es su ángel de la guarda.
Pancho evoca con cierta nostalgia su niñez, un amigo le prestaba una guitarra,
y un día su papá se la pidió, para sorpresa de Pancho, don Reynaldo Suárez
Morales comenzó a rasgar las cuerdas, quizá fueron esos tonos los que, por vez
primera, le hicieron un llamado silencioso al camino de música. Su padre
falleció en el año de 1976, le guarda grato recuerdo y lo tiene presente en su
corazón. Además, francisco Javier, es un incansable deportista que militó en el
equipo de futbol “Morelos”, fue atleta y, aún se le ve trotando por las calles
de su pueblo natal, llenándose de vida.
Francisco
Javier Suárez Olmos nació el dos de julio del año 1952 en Coatepec, Veracruz,
canta, ejecuta magistralmente la guitarra, el bajo, piano y es compositor de
innumerables trozos de música y canciones, ha recibido incontables
reconocimientos a lo largo de su carrera artística. Es un ciudadano que, a
través de la música, expresa sus cálidas emociones, pasiones y amor a la vida.
Su camino está impregnado de añoranzas, nostalgias, tristes y bellos recuerdos sin
faltar las pequeñas rebeldías, es un poeta que sabe trasmitir con la música lo
que la vida significa para él y cuando tiende la mano abre su corazón a la amistad.
Pancho Suárez, muchas felicidades.
rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx