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FORMACIÓN CÍVICA Y ÉTICA… ¿PARA QUÉ?

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FORMACIÓN CÍVICA Y ÉTICA… ¿PARA QUÉ?

Por Irasel Negrete Ronzón

 

“El valor de una nación no es otra cosa

 que el valor de los individuos que la componen”.

John Stuart Mill

En la pasada  reunión del  CTE, los  docentes  debíamos  seleccionar  un tópico sobre el  cual  enfocar  nuestros  objetivos  del  Plan  Escolar  de  Mejora  Continua  (PEMC) con  la  finalidad  de  fortalecer  la  educación  de  los  estudiantes  teniendo como  sustento  la  equidad  y  la  excelencia;  en  el cuadernillo  que  nos  entregaron  en  esa  sesión  nos  proponían  6  líneas  temáticas  que  eran: inclusión, aprendizaje  colaborativo  en  el  aula, aprendizaje  colaborativo  desde  la  gestión  escolar,  formación  cívica  y  ética en la  vida  escolar, escuela  y  familias  dialogando y sumando  acciones  frente  al  cambio  climático; con  mis  compañeros  decidimos  que  algo  importante  en  nuestros  estudiantes  es  cimentar  en ellos  valores que  les  permitan  desenvolverse con seguridad  para  enfrentar los  retos  que se presentan  en la  actualidad  por  lo  que  elegimos  “Formación  Cívica  y  Ética en  la  vida  escolar”.

La  realidad  que viven  nuestros  alumnos tanto  en  casa  como en general   dentro de  la  sociedad  es clave   en la  formación  de  su  personalidad   y  por  ende  marca  la forma  en  que  se  desenvolverán  como ciudadanos, una  pauta  cultural significativa  que  produce  cambios  determinantes es la  presencia  de la  tecnología de  las  comunicaciones la  cual  incide  en  lo  que  piensan,  en  el  valor  que le dan a  las  cosas,  en  los  intereses  y la  manera  en que  se dan  las  relaciones  sociales, por  ello  tan  necesario  reforzar  en  los  educandos pensamientos  y  conductas favorables  que  les apoyen  a  tomar  decisiones  responsables  y  autónomas orientadas  a una  actuación  comprometida  y  conciente  de  su  libertad.

El  plan  de  estudios  ha  sido  reformado  en  varias  ocasiones  y  en  cada  uno  de  estos  cambios  se  le  ha  restado  o  dado  importancia  al  civismo  y  a la ética,  actualmente se  trata  de rescatar en los  estudiantes  valores y  conductas importantes como son  actuar  con respeto  a  los  derechos  humanos  además  de  ejercer  la  libertad  con  responsabilidad  teniendo  como  base  la  regulación  de  su  conducta  por  decisión  propia,  para  lograrlo, los  docentes  de  manera  transversal  a todas  las  actividades  debemos  reforzar  las  actitudes  positivas  de los  estudiantes  pues  recordemos  que  en  el  caso de  secundaria,  los  alumnos  están  en  una  etapa  de  constantes  cambios físicos, psicológicos  y  emocionales, por  lo que  el  rol  del  docente  debe  ser  el  de  un modelo  y  un  facilitador de las acciones a desarrollar, pues  es el  líder  del  grupo  y  quien  posee  la habilidad para otorgarle sentido  cívico  y  ético  a las actividades  que  se  llevan  a  cabo.

Cuado  reflexiono  acerca  del  ser  y  hacer  del  docente, pienso que debemos  ser  personas  con  apertura  al cambio  con  conciencia  de las  diferencias existentes  entre  los  estudiantes  a  su  cargo  y  con  la  sensibilidad  de  entender la forma  en  que  estos  perciben  el  mundo, así  mismo debemos  actuar  como  un  facilitador de la capacidad de autorregulación de  los  alumnos, potenciando su independencia, autoaprendizaje y motivando  su  espíritu colaborativo,  no  debemos  olvidarnos  de  que  depende  del  maestro  el  crear  un clima de confianza  armónico  en  donde  la  característica  principal  sea  el respeto  y  el  diálogo  puesto que  una  comunicación motivadora y empática con el estudiante siempre  será  una  garantía  de  lograr  objetivos  en  común.

La  metodología  de  enseñanza  de la  Formación  Cívica y  Ética debe  ser  preventiva para capacitar a los estudiantes para vivir en un mundo caracterizado por el cambio, la incertidumbre y las pocas certezas además  de  comunicativa que enfatice las capacidades de comunicación asertiva, el diálogo y la expresión; para  que  sea  significativa dicha  enseñanza   debe  estar  basada  en  situaciones  reales  y  desarrollarse   en  un ambiente fundamentado  en  la  democracia y  la  participación  de esta manera los  educandos  realmente aprenderán  a  partir  de la   experiencia personal  y la  clase  no  se  basará  sólo  en  actividades  aisladas  con  temáticas  específicas,  algunas  de  las  estrategias  más que  recomiendo  para  lograr  la  reflexión  de  los  estudiantes  acerca  de  su  conducta  son: debate, dilema, juego  de  roles, artículos de  opinión, las  cuales  deben  de  partir  de un  acuerdo  de las  reglas  y  pautas  a  seguir  así  como de las  actitudes  que  deben  de  prevalecer como la  escucha  activa, esperar  turnos  para  hablar, dar  ideas  completas  que  surjan  de  una  reflexión  previa, es decir  que  estén  orientadas en  el  análisis  crítico,  sin  embargo,  pueden  encontrar  más  sugerencias  en  la  red  y  en  diversas  bibliografías.

Para concluir, un  salón de  clases  en  donde de manera  permanente  hay  disciplina, tolerancia,  equidad  y  un  pensamiento  crítico  y  abierto,  es  un  espacio  donde  la  Formación  Cívica  y Ética  prospera  de manera  natural.