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FRANCIA: HASTA SIEMPRE

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FRANCIA: HASTA SIEMPRE

La olimpiada de Francia culminó con la agotadora prueba de la Maratón. Esta competencia nació como un reconocimiento al soldado griego que portaba en su corazón un mensaje de victoria. En una de sus leyendas se dice que en su travesía sintió que le pesaba el casco y lo tiró, siguió corriendo y la coraza le dificultaba el paso y también se deshizo de ella, kilómetros adelante se desató la espada que pendía de su cintura y la dejó en el camino, finalmente los brazaletes de los brazos y piernas, deseaba sentirse ligero, de poco le sirvió, su odisea fue fatal.

 

            Estos juegos olímpicos terminaron en un parpadeo de ojos. Los atletas mostraron fuerza de voluntad, determinación y deseos de triunfo. Lucieron sus acrobacias en las pruebas de gimnasia, albercas, deportes extremos y muchos más. Desafiaron la velocidad del viento en la pista y en otras disciplinas en las que surcaron los aires como en el salto de altura y garrocha. Los colores de las banderas se ondulaban comunicando las emociones, realización y sueños incumplidos, alegrías y tristezas que se fusionaron en las competencias por conseguir el laurel de la victoria, ahora mudado en una simbólica medalla.

 

            La Francia Napoleónica compartiendo sus históricos escenarios, fueron los espacios en los que se desarrollaron las competencias por el honor deportivo.

 

Algunas bajo la torre Eiffel y cruzando el Sena cuyas aguas llevaron esta historia al canal de la Mancha. En fin, ya todo se queda en la evocación y la nostalgia.

 

Como un adagio el viento seguirá esparciendo, por una eternidad, los himnos nacionales de los países que fueron honrados en el pódium. El honor que el tiempo jamás borra; el colorido que brilló en las gradas y el bullicio de la humanidad queda como un eco que siempre resonará en el corazón de los franceses.

 

            Cielo, tierra y mar, son las rutas que los atletas transitan para volver a casa y contar sus inolvidables historias e irrepetibles aventuras, pero sus huellas quedan ahondadas en Paris, la ciudad luz que jamás dejará de iluminarlas.

 

            Cada atleta que abandona Europa lleva impreso en su corazón, Francia: hasta siempre.

 

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx