Ars Scribendi

Fuego Centroamericano

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Rafael Rojas Colorado

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx

 

El fuego olímpico que iluminó el México de 1968 nuevamente se enciende en la Pirámide de la luna, en Teotihuacán, y arderá en el corazón de ocho deportistas coatepecanos que portaran honrosamente la antorcha en la que el fuego se mantendrá vivo mientras se desarrollan los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en los que cada atleta rendirá su máximo esfuerzo para darle gloria a su país.

Los deportistas coatepecanos forman parte de los mil cien atletas que recorrerán 275 Km. transportando el fuego sagrado de los aztecas, desde la Pirámide de la luna, de la ancestral ciudad de Teotihuacán, hasta el Estadio Luis “Pirata” Fuente, ubicado en el fraccionamiento Virginia de Boca del Río, Veracruz. Allí se encenderá el pebetero con el milenario fuego sagrado de los dioses, que un día fue el resplandor Hispanoamericano. El ritual del fuego representa el inicio de una nueva vida y en torno al mismo se desarrollará una lucha pacífica a través del deporte, en ese inmenso deseo de unir espiritualmente a la humanidad.

Estas líneas las dedico con profundo reconocimiento por sus actuaciones deportivas a Guadalupe Gladys Hernández Silva, Paúl Morales Sánchez, Primitivo Juárez Jaime, Marissa Morales Palacios, José Ramón Flores Viveros, Jerónimo Monrroy García, Florencio Morales Rivera y Rafael Lucino Sánchez Martínez, quienes fueron invitados por la comisión de los juegos centroamericanos y del Caribe.

Estos atletas se ganaron a pulso la distinción por las huellas que cada uno en su tiempo y espacio esculpió en el deporte que protagonizó sus hazañas. La gloria no se forja en un día y estos coatepecanos la templaron cotidianamente con el compromiso, la pasión el amor, la disciplina y tal vez alguna lágrima provocada por tropiezos que espontáneos surgen intentando obstruir el camino que conduce a la superación personal. El pueblo es parte de la emoción florecida que embriaga el alma de ocho deportistas nativos de esta fecunda tierra que les proporciona identidad y los alienta a conseguir sus metas personales.

Nada pasa desapercibido en la vida de los seres humanos. La enorme distancia ha sido incapaz de borrar las proezas que en la juventud lograron estos destacados deportistas. Hoy la vida los condecora con la medalla del reconocimiento y la gratitud por ser ciudadanos ejemplares. Ocho nombres que significan: atletismo, montañismo, ciclismo, boxeo, natación y fútbol; como una bandera ondularán por siempre en las evocaciones de los coatepecanos. ¡Felicidades!

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