HASTA EN LAS MEJORES FAMILIAS
HASTA EN LAS MEJORES FAMILIAS
Cuarto Acto
Por:
Alejandro García Rueda
El 6 de mayo de 2016 el diario digital OK
publicó una nota sobre un presunto escándalo de corrupción en el que estaban
involucrados el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro y el político español
Pablo Iglesias.
Según la nota, el jefe de estado había pagado
272,325 dólares al líder del partido político Podemos durante marzo de 2014, a
través de un banco situado en el paraíso fiscal de Islas Granadinas.
El pago, acorde con la nota previamente
referida, se había dado apenas dos meses después de que Podemos fuera
registrado como un partido político y comenzara una carrera electoral en la que
se lograron cerca de 70 escaños en el Congreso.
Tanto la documentación presentada para acreditar
el escándalo como los datos publicados por el diario digital fueron retomados
en su momento por otros espacios, sin embargo, la información resultó ser
falsa.
No solo eso. A la sociedad española le ha
quedado claro que el aparato encumbrado en el poder español entre 2011 y 2018
actuó, por lo menos durante 6 años, contra sus adversarios políticos con un
«modus operandi» muy particular: Integrando pruebas incriminatorias
falsas o poco contrastadas e informes sin firma y sello.
Se ha destapado una cloaca que deja ver la
participación del poder político en pleno contra sus opositores, utilizando
incluso el megáfono que cedieron determinados medios de información cuando,
antes de convertir dichas pruebas en denuncias ante los tribunales, éstas
simple y sencillamente se filtraban.
Hay por supuesto, información incontestable,
que está cargada de contraste y de hechos irrefutables y para llegar a ella
primero hay que investigar, cotejar y quedarse con aquello que es inapelable.
Desde su salida a la luz, Podemos fue un
partido incómodo, en España es noticia cuando es «presunto» y no
cuando es «exonerado» pero llegados a este punto solo queda imaginar
hasta dónde podría haber llegado si no le hubieran puesto tantos obstáculos por
el suelo.
Guardando todas y cada una de las proporciones
del caso, merece la pena recordar que esta historia, la del poder político
echando mano de sus recursos para vigilar lo que pasa en el terreno opositor la
vivimos en el marco del llamado «Pacto por México» impulsado por el
entonces presidente Enrique Peña Nieto para sacar adelante las «reformas
estructurales» en materia energética, educativa, hacendaria y de
telecomunicaciones.
Los nombres de protagonistas directos o
indirectos de dicho acuerdo fueron seleccionados como objetivos con fines de
espionaje.
Panistas, perredistas e incluso algunos
personajes del priísmo nacional, como su actual dirigente, Alejandro Moreno
Cárdenas estuvieron bajo ciber vigilancia y de acuerdo con una investigación de
Pegasus Project, además la entonces Procuraduría General de la República (PGR),
del otrora Centro de Investigación en Seguridad Nacional (Cisen) y la
Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) hubo un cuarto agente dedicado al
espionaje de opositores políticos.
En las elecciones de junio de 2016, el PRI
perdió 7 de las 12 gubernaturas que estaban en disputa ¿qué pasó después? Los
panistas se convirtieron en objetivos de Pegasus.
Ahora, es entendible que la irrupción de un
nuevo actor pueda tambalear la pista en la que otros habían bailado
confortablemente durante décadas y que, por tanto, quienes hoy concentran un
discurso monolítico y uniforme prefieran acallar cualquier voz discordante
porque el pluralismo informativo que pregonan en realidad no existe.
La oferta comunicativa está en manos de tres
grupos mediáticos, lo que trae consigo una caída en el interés por la noticia,
una baja en los niveles de confianza y un alza considerable en el número de
personas que creen que la información que recibe está sesgada.
Todos, incluidos los representantes de los
medios de información tenemos una tendencia a equivocarnos, pero esto que ha
pasado en España está lejos de ser un romántico desliz. Es una lección que
México debe aprender para revisar a conciencia si hay o no una manipulación del
sistema democrático, quién podría estar detrás y si existe en lo sucesivo
alguna alteración de las reglas del juego con el aval de la hydra mediática.
Lecciones
Hay lecciones para todos porque aún deambulan
quienes no están listos para llamar a las cosas por su nombre, quienes se
llenan de urticaria y se irritan, pero luego se acicalan y pretenden informar
desde el oligopolio.
¿Qué diferencia habría entre una nota sobre una
supuesta pelea entre la senadora Lilly Téllez y la actual Jefa de Gobierno de
la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y una guerra de camisetas mojadas?
Perdone el uso de imágenes machistas, pero la cosa es, por un momento, ponerse
a la altura de los heraldos de un apocalipsis que no existe (aun).
Conclusiones
De la guerra sucia en España quedan dos
víctimas: Podemos y los independentistas catalanes, sobre los que también cargó
la maquinaria.
El gobierno espió con fondos públicos a sus
adversarios, fabricó pruebas e impulsó querellas sabiendo que sus denuncias
estaban llenas de falsedad, pero además intentó desestimar las pruebas de su
propia corrupción ¿Dónde vimos algo parecido? No cabe duda, todo pasa hasta en
las mejores familias.