Historia del Retablo de la Parroquia

Por Carlos Villalobos Pérez

En una ocasión nos encontramos en la calle de Hernández y Hernández Jaime Martínez Montano (+) y un servidor teníamos más de 40 años de no vernos, desde que cursamos la educación primaria en la escuela Enríquez.

En ese tiempo el referido plantel educativo se encontraba en la esquina de la calle J. del Campillo y Cuauhtémoc, exactamente donde ahora es el Curato de la Parroquia San Jerónimo.

Luego de los consabidos y obligados saludos cordiales nos dirigimos al extinto café la Casa Antigua donde acompañados de una buena taza de café nos dimos a la tarea de ponernos al tanto de lo realizado en nuestras vidas.

El rencuentro fue el pretexto ideal para volvernos a ver una vez por semana y continuar conversando sobre muchos temas, la familia, las anécdotas laborales pero sobre todo de la historia de Coatepec.

Fue así que nos dimos a la tarea de invitar a dos buenos amigos más, Antonio Díaz Sanabria en primera instancia y posteriormente al Dr. Abel Joaquín Cuevas Servín (+).

Muchas anécdotas podemos comentar sobre nuestras tertulias de cada semana sin embargo existen episodios que de una u otra forma vienen a la memoria como fue la explosión de la gasolinera de los Hermanos Martínez Guiot, esto que sin duda nos tomó por sorpresa como a muchos coatepecanos y dio pie para que Coatepec tomara más en serio la necesidad de un cuerpo de bomberos.

Por aquellos días fue que invitamos a nuestro amigo el Dr. Abel Cuevas Servín (+) amigo culto y de amena charla quien desde un principio acudió de muy buen agrado integrarse al grupo.

Fue precisamente Abel quien recordó que junto con Jaime fuimos compañeros en el Servicio Militar y propuso se nombrara al grupo Clase 1937 remisos y anticipados.

De esta manera fue que nació a la luz pública un grupo que habría de darnos grandes satisfacciones al poder compartir nuestros conocimientos y anécdotas del Coatepec de ayer.

Las puertas de distintos puntos de la ciudad se nos abrieron de par en par para que asistiéramos a platicar sobre la historia de Coatepec, poco importaba que ninguno de los cuatro fuéramos historiadores pues lo conversado fue parte de una historia que nos tocó vivir o bien que habíamos leído y releído historiadores como el Padre Antonio Matías Rebolledo primer cronista de este pueblo.

Fue en estos tiempos que nos abrimos a la inclusión de un nuevo integrante, Don Luis Cuevas del Río (+) un hombre culto e inteligente, poseedor de una paciencia sin igual quien disfrutaba de escuchar nuestras charlas y discusiones sobre Coatepec.

Yo considero que no fuimos tan malos en el papel de “Cronistas aficionados”, ya que las invitaciones se extendieron hasta incluirnos en el Festival San Jerónimo, donde tuvimos la oportunidad de ofrecer diversas charlas algunas en la Casa de la Cultura asesorados por la maestra Soledad García Morales y otras en el Auditorio Benito Juárez del Palacio Municipal algunas más en la Casa Museo de la Poetisa María Enriqueta, recuerdo que en esa ocasión le pedí a Jaime Martínez que fuera en que leyera mis escritos (tenía poco de haber sufrido un infarto cerebral y no me sentía apto para leer ante un auditorio), la decisión no pudo ser más atinada, Jaime la realizó perfectamente.

Al presentarnos ante diferentes auditorios nos obligaba también a documentarnos muy bien sobre los diversos hechos históricos de Coatepec, así fue que nos dios a la tarea de ser más propositivos y donar un retablo al curato de San Jerónimo donde plasmáramos la historia católica de Coatepec, de esta forma se pueda observar el nombre de los primeros frailes que llegaron con los españoles y quienes trasladaron a los pobladores del antiguo Coatepec viejo hasta lo que hoy conocemos como Coatepec. La cronología abarca todos los encargados de la feligresía de San Jerónimo hasta el párroco Francisco Javier Hoyos.

También vimos a bien contribuir en la historia de Coatepec donando fotografías de los primeros señores curas que pueden ser observadas por visitantes.

Al saber nosotros que en la ciudad de Huatusco había algo parecido nos trasladamos a esa ciudad y en efecto observamos que a un costado de la parroquia existe un retablo dorado de mármol con letras doradas donde consta que también ahí fue Cura Don Pedro Jiménez del Campillo.

Nos apoyó mucho el entonces Sr. Cura, Francisco Javier Hoyos, quien comprobó  en el Seminario lo relativo a las fechas de los señores curas, pues podría haber errores, una vez autorizado procedimos al tema de que material emplear para su construcción después de probar varias opciones, optamos por realizarlo en un material de vinil y acrílico, el lugar para su colocación fue pensado y analizado para que a la vez de que pudiera ser visto por propios y extraños, no interfiriera en las celebraciones eucarísticas.

Importante destacar que dicha obra no hubiera sido posible sin la cooperación de varias familias coatepecanas quienes vieron con buenos ojos la propuesta, mención especial merece la Sra. Bertha Cervantes de Murrieta (+) quien fue una de las primeras en dar sus aportaciones y al tiempo darnos palabras de aliento.

Creímos justo que todos quienes cooperaron recibieran el corte de caja de los recursos obtenidos y lo empleado en las construcciones de los dos retablos esto con la finalidad de dar mayor transparencia, y evitar malos entendidos entre las personas que amablemente donaron para su elaboración.

Si bien es cierto que los 5 integrantes del grupo clase 1937 remisos anticipados contribuimos a la elaboración del mismo es menester reconocer el esfuerzo y dedicación que Abel puso al mismo en el trabajo de investigación, mención especial también el apoyo de Antonio (Toño) Díaz Sanabria, quien también realizó un buen trabajo así como el que realizaron Jaime y don Luis.

Sirva la presente como reconocimiento a mis amigos y compañeros Jaime, don Luis y Abel quienes se nos adelantaron en el viaje. Aprovecho para enviar un cordial saludo a la familia Cuevas Melo y a las Hermanas Cuevas Servín.