Juegos de mesa y ludopatía
Por: Norma Carretero Rojano
Todo empieza por algo. Ignoro si aún para distraerse y pasar las vacaciones, los niños tengan la costumbre de jugar en casa con algunos juegos de mesa tales como palillos chinos, damas chinas, o bien, acuden para matar su aburrimiento a los juegos de cartas. Este tipo de juegos resultan ser de gran diversión, se pueden pasar largas horas, pues “las cartas” (barajas) nos prmiten un gran número de suertes, son muy versátiles. Por ejemplo, con la baraja española podemos jugar conquian, charango, brisca, siete y medio e incluso solitario; a diferencia de la americana con las que se juega por lo general, viuda, canasta, poker, jim roomy, pula, entre otras surtes. Son juegos divertidos, pero cuando se desarrolla ésta actividad por dinero, de ser un simple y ameno juego se puede convetir en una pesadilla e incluso provocar en el sujeto “una adicción”, mejor conocida como ludopatía. De hecho puede pasar con cualquier juego de azar.
Los juegos de azar, sobre todo aquellos en los que se comprometen recursos económicos, desafortunadamente pueden derivar en ludopatía, la cual se puede definir como un trastorno, reconocido por la organización mundial de la salud (OMS), misma que la recoge de su clasificación internacional de enfermedades en el año 1992, aunque aparece hace ya muchos siglos y, se identifica con la actividad de apostar habitualmente mediante juegos de apuestas. Trastorno de control de impulsos de una conducta de juego inadaptada y recurrente que altera la continuidad de la vida personal, familiar o profesional. Es un trastorno del comportamiento, de la psicología del individuo, que consiste en la pérdida de control en relación con un juego de apuestas o más, tanto si incide en las dificultades que supone para el individuo dejar de jugar cuando está apostando, como a mantenerse sin apostar definitivamente en aquel juego o en otros, y estas dificultades siguen un modelo adictivo en la mayoría de los casos, tanto en la manera en cómo se adquiere o mantiene el trastorno, como en las distorsiones de pensamiento, emocionales y comunicacionales que provoca efectos desastrosos en las relaciones en general del jugador. En otras palabras, el juego patológico o ludopatía, es una adicción en la mayoría de los casos, y es por ello que se define también como una enfermedad crónica. Requiere de atención de los padres, si es que ésta inicia en etapas de niñez o adolescencia, pues el ludópata necesita ayuda psicológica y, muy probablemente, psiquiátrica cuando ésta se exacerba.
Diferente es cuando los juegos de mesa, por ejemplo, propician un ambiente familiar sano. Cuando niñas, mi papá, a mi hermanita Elichabe y a mí, nos enseñó a jugar a las cartas, pues en las noches cuando llegaba cansado de todo un día de arduo tabajo, después de hacernos de cenar unos ricos frijolitos refritos con chilito verde y cebolla picados, volteados en el aire para quedar al final un rico bollo, si cenabamos bien, entonces, prometía jugar un rato con nosotras. Entre los tres recogíamos la cocina para luego empezar nuestra cesión de juegos. A él, particularmente le gustaba mucho jugar brisca, conquian y charago, por supuesto no era de dinero y nunca nos ha generado ninguna adicción malsana, ¡pasabamos unos ratos tan agradables antes de ir a la cama!… A veces le ganabamos, otras, se dejaba ganar, ¡era un divino!. Por él, puedo decir que tuvimos calor de hogar. Era cariñoso, dedicado y preocupado por nosotras, por nuestra educación, siempre tierno y amoroso. Sentía un especial y gran cariño por nosotras, sus hijas, a las cuales no nos veía defecto alguno, al contrario, ¡éramos su universo!.
Convivir así familiarmente ha sido parte de nuestra sana existencia, fueron años en los que su trato y amor infinito nos dió y dejó la fuerza y la confianza para salir adelante mas tarde sin él. Lo que aprendimos a su lado, el amor entre hermanas y su nobleza es lo que nos mantiene unidas en un mundo lleno de vicisitudes. Y como bien dicen: lo que bien se aprende, jamás se olvida, continúo haciendo de cenar frijolitos refritos para después jugar una buena partida de roomy con mi pequeño nieto Fernando.
«Los juegos de mesa pueden ser una fuente de momentos familiares inolvidables, pero sin caer en el extremo”. Norma CR. Abogada laboralista y administradora de empresas turísticas. (1965-)
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