LA CONTINGENCIA
LA CONTINGENCIA
Por Rafael
Rojas Colorado
Al
despertar el año nos enteramos del daño que el Covid-19 causaba en el mundo,
pero nosotros solo lo atestiguamos a través de los noticieros televisivos,
periódicos y redes sociales, todavía estábamos salvos y nuestra conducta
cotidiana se comportaba normal.
Sin
embargo, tarde o temprano tuvimos que enfrentar ese peligro y no ha sido nada
agradable, pues estamos sufriendo defunciones, contagios y casos sospechosos.
Vivimos con la incertidumbre de que en cualquier momento podemos ser
contagiados y pensamos en lo peor, además, la pandemia acercó un cambio de
estilo de vida. Se nota en todo el comercio, calles, lugares públicos, hospitales
y clínicas. Muchas cosas han cambiado y seguramente seguirán cambiando.
Aunque
se sabe que el seguro social va desmereciendo su servicio, el problema se
agudiza por la contingencia, así lo creo. Escribo estas líneas como un desahogo
personal. El mes de marzo del año en curso, me solicitaron una cita con el
Otorrinolaringólogo en la once del IMSS
–Lomas del estadio– la fecharon el dos de junio, o sea muy alejada dado a mi
padecimiento, cuando me presenté, primero me detuvo el vigilante, me permitió
entrar escasos minutos antes de la hora señalada en mi tarjeta de citas
argumentando la prevención del corona virus, al llegar al consultorio la
asistente con mucha tranquilidad me informó que no había especialista en turno.
Me dirigí a otro módulo y me reprogramaron la
mencionada cita para el 10 de agosto, pero se repitió la misma historia. Lo que me llama la atención es que nadie se responsabiliza de estas situaciones. Nuevamente reprogramaron mi cita para el doce de octubre, a siete meses de que fue solicitada por mí médico familiar desde la clínica 17, por supuesto que acudiré, aunque sin la menor esperanza –la enfermedad es paciente y sabe esperar–. La gente sigue padeciendo las enfermedades habituales, ojalá y no vivencien la misma situación, sobre todo, aquellas personas que viven fuera de la ciudad y que trasladarse les ocasiona un trastorno, pierden tiempo y afectan su economía. Ignoró si las personas que permanecen afuera esperando turno para pasar a consulta, tengan libertad de usar los sanitarios o deben de aguantar su necesidad fisiológicas.
Cuando
la pandemia sea controlada, quedarán las secuelas, pues tanto en comercios,
servicios públicos, fábricas, hospitales y todo lo que involucra seres humanos,
seguramente seguirán trabajando con los mismos lineamientos y disciplinas que
lo hicieron durante la contingencia, los cambios regularmente son buenos,
aunque limitan la libertad del ciudadano.
rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx