LA CRUELDAD TOCA TODAS LAS PUERTAS
Entre Columnas
Por
Martín Quitano Martínez
twitter: @mquim1962
La
cobardía es la madre de la crueldad.
Michel
de Montaigne.
Lo más aterrante es observar
cómo el horror cotidiano se normaliza en nuestro país, superando lo imaginado.
Metidos en una zanja cada vez más profunda y maloliente, observamos las
disputas políticas que parecen olvidar los problemas gravísimos de la
cotidianeidad social, acosada por el miedo a la inseguridad y la pobreza, frustrada
por falta de oportunidades de trabajo, por la baja calidad de los servicios de educación
y salud, por los daños al medio ambiente.
Dos hechos marcan ahora mis
líneas, dos eventos regidos por la estupidez y la cobardía. Ambos se
circunscriben en las vivencias del México bárbaro en el que ahora nos
encontramos: los asesinatos de Debanhi y Juana, una en Monterrey, la otra en
Xalapa, ambas víctimas de la miseria humana de sus agresores directos, pero
también de nuestra apatía social, de nuestra falta de compromiso solidario
elemental, de nuestra tragedia como sociedad.
Sus dolorosas muertes tocan ahora mismo los nervios de la indignación, la
rabia y la tristeza con mayor agresividad, la esquizofrénica y aberrante
violencia contra las mujeres, contra los niños, niñas y adolescentes, que
acusan no solo el hecho mismo de una sociedad claramente en descomposición,
sino el abandono en que la tienen gobiernos y clases políticas que, cómplices o
no, miran indecentemente para otro lado. Responsables institucionales que
recortan presupuestos para acciones y obras directas que enfrenten hechos y
eventos de resultados fatales para miles o acaso millones de mexicanos en la
indefensión.
El 2021 fue un año despiadado:
1,004 feminicidios registrados; el Presidente ha reiterado que desde las 6
horas, todos los días se reúne con los responsables de la seguridad para enfrentar
esos problemas. Y todos los días también, la realidad lo golpea para recordarle
que lo que hace es ineficaz e insuficiente.
Desde hace años sabemos que en
la vida toda y más en los ejercicios públicos, es necesario entender que el
secreto de dar resultados no es trabajar más sino trabajar mejor; creo que nunca
mejor aplicada esa premisa de trabajo.
Los datos ofenden y lastiman.
En 2021, el promedio de nuestro país arroja que cada día desaparecieron 14
niñas, niños y adolescentes entre 0 y 17 años según la Red por los Derechos de
la Infancia en México (REDIM). De ese registro, una de cada cinco siguen desaparecidas y si
bien el 80% fueron localizadas, 710 fueron halladas sin vida, además de que 6,321 niñas y mujeres adolescentes fueron atendidas por
violencia sexual.
En
el primer trimestre del 2022 (enero-marzo), de acuerdo con datos del 20 de
abril del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, se
han tipificado como feminicidios 215 casos; los estados con más casos son
Estado de México con 39, Nuevo León y Veracruz le siguen con 21 cada uno.
Nadie
dice que sea fácil o rápido, pero para disminuir sustancialmente los hechos de
violencia y recuperar unos aceptables niveles de seguridad ciudadana, a los
gobiernos les falta mucho por imaginar, planificar, presupuestar y realizar. Es
evidente la falta de coordinación de esos gobiernos que no superan las visiones
cortas y dañinas de diferencias partidarias. También falta trasparencia y
rendición de cuentas de las autoridades vinculadas a la impartición de justicia
y de la seguridad.
Asumamos
toda la necesaria y urgente empatía con la idea de modificarnos socialmente, de
mejorar nuestros comportamientos y desde casa, desde la familia, desmantelar
las estructuras del patriarcado anacrónico, ofensivo y asesino. Bienvenido el
movimiento de denuncia y rechazo en redes, pero será insuficiente si no se
acompaña de un paso más y mejoremos nuestro entorno personal cercano, actuando
todos los días y a todas horas para deconstruir, con responsabilidad ante la
desgracia que estamos viviendo.
Solo
exigiendo el cambio de las condiciones que ahora prevalecen se demostrará que actuamos
en correspondencia de los requerimientos que hoy se nos presentan. Es una ruta
cierta para condolernos activamente para erradicar la violencia, para acompañar
a las familias que han sufrido la pérdida y el dolor, a las víctimas que han
sobrevivido. Solo ello podrá detener la escalada de la bajeza y la locura cruel
que hoy toca a todas las puertas.
DE LA BITÁCORA DE LA
TÍA QUETA
También sin
cambiarle una coma va el Tren Maya. Al diablo los diálogos, las leyes, normas y
patrimonios naturales y arqueológicos.