LA ENERGIA FEMENINA
LA ENERGIA FEMENINA
Por Renatta Vega Arias
Creo que cada persona vive según sus
paradigmas; ¿que si me siento guerrera?, la vida me envía luchas para guerrear.
Por eso, pretendo que mi vida se base en un
paradigma de conciencia: Ser consiente, para mí, es «leer la vida».
Es estar atenta a lo que se presenta y tratar de entender para qué está
sucediendo lo que percibo, ¿cómo eso me afecta?, ¿qué me señala? y ¿cuál es la
enseñanza?
Este es un ejercicio constante de auto
indagación, para un crecimiento emocional y espiritual.
Creo en la sabiduría del corazón y en que
cada persona vive sus propios procesos y ellos la van llevando hacia la
realización de su propia misión en este planeta.
Yo crecí con dos tías, maestras, solteras y
autosuficientes, que disfrutaron la vida y generaron todo lo que les era
necesario, con su trabajo y voluntad, sin depender de que un hombre les
resolviera la existencia o les indicara cómo hacerlo.
Me dieron la mejor educación a su alcance, en
escuelas públicas de muy buena reputación, complementándola con clases de arte
en varias disciplinas, para las que me vieron dotada.
Me proporcionaron, pues, la posibilidad de
expresar y desarrollar mis destrezas y habilidades. Me dieron una carrera de
educadora, asegurando así que no me faltaran herramientas para ir hacia donde
mi naturaleza me llevaba.
Con esas bases, pude acceder a estudiar arte,
como era mi deseo, sin poner en riesgo mi estabilidad material.
¿Por qué tengo que mencionar esto? Porque mi
propia vida es mi referencia. Viví mi infancia siendo testigo de la fortaleza
que da la autosuficiencia y creció conmigo la convicción de que ella nos da
fuerza y estructura. Hoy lo agradezco.
Pero también tuve experiencias con parejas
que no podían convivir con eso, hubo violencia en mi vida y me di cuenta de que
es cierta la frase que reza: «Si te pega una vez, es su culpa, la
siguiente, es tuya», porque hay que saber leer las situaciones y entender
que hay que quitarse del lugar donde caen los golpes. Hay que saber decir un
NO, cuando es necesario y un HASTA AQUÍ, si es tiempo.
En algún momento empecé a entender que un
hombre no llega a mi vida a darme cuidados y amor, sino a mostrarme cuánto amor
me doy.
Que cada persona que aparece en mi vida es
ese espejo que me muestra lo que amo, lo que no quiero en mí y lo que me toca
trabajar.
Y así, por ahí va la cosa. Pero lo más
importante: Que todo lo que doy, vuelve y es mi elección dar lo que quiero.
Este 8 de marzo, reconozco, agradezco y honro
todo el camino y las puertas que han abierto miles de mujeres para gozar de
equidad y justicia; me hago responsable de lo que hago y soy e invito a hacer
crecer la energía femenina, que le está haciendo falta al mundo y CADA SER ES
RESPONSABLE DE ESA TAREA.
La energía femenina emana y vive en todos,
cualquiera que sea su naturaleza: Hombres, mujeres, no binarios o con cualquier
definición que cada uno elija. Es aquella energía que nos hace crear, amar,
unirnos para trabajar en equipo, querernos y protegernos como comunidad.